Semana más que productiva para el Barça hasta el momento, que en cuestión de tres días aprovechó el tropezón del Real Madrid tanto en ACB como en Euroliga para afianzar su liderato en ambas competiciones. Es más, si mañana los de Saras vencen a Fenerbahce en el Palau confirmarán la 1ª plaza y disputarán las dos últimas jornadas de la liga regular como meros espectadores.

Esta situación es el reconocimiento de lo que ha sido durante toda la temporada el equipo culé: el mejor equipo de Europa. Luego pueden pasar muchas cosas, se puede ganar o no, pero Jasikevicius ha llevado al equipo al siguiente nivel respecto a la pasada temporada, instalado en velocidad de crucero y siendo un equipo tremendamente fiable y competitivo siempre. Ya hace un tiempo que al Barça le están empezando a sobrar partidos, esperando acometer cuanto antes los duelos de cuartos de Euroliga, los Playoffs ACB y, ojalá, la F4. Han adelantado que son los mejores del continente y ahora quieren demostrarlo coronándose a la hora de la verdad.

Por el camino queda pendiente esa victoria que falta para ser primeros de Euroliga matemáticamente, que se puede producir en casa ante Fenerbahce, en El Pireo o en la última jornada ante Maccabi. De algún modo puede ser juez de la competición e incluso condicionar el rival al que se enfrentará en 1/4. Los turcos apuran sus opciones de ser equipo de PO en una batalla con 6 equipos para 3 plazas. Un equipo el de Djordjevic muy irregular, pero con un talento incuestionable, que ya lo tiene francamente complicado tras caer en Vitoria. La visita a Olympiacos puede tener el aliciente de mandar a los de Bartzokas contra Efes (previsiblemente 5º) o preferir que sea Milano. Y por último Maccabi, un rival capaz de lo mejor y lo peor y que no se le da especialmente bien al Barça, así que mejor evitarlo en el cruce.

En ACB el panorama es distinto, empezando por la mayor importancia de quedar primeros y tener factor cancha en todas las series. Se antojan vitales los duelos consecutivos en Badalona y Murcia, dos partidos incómodos por la rivalidad con la Penya y la exigencia de los de Sito Alonso. A partir de ahí una no menos difícil visita a Andorra antes de recibir al Real Madrid, que de aquí a final de temporada parece tener un calendario más amable, con las dos visitas a las islas y el propio partido del Palau, claro, como lo más comprometido.

De ahí que ahora los esfuerzos deban centrarse en la competición doméstica y en evitarle esfuerzos a algunos jugadores muy cargados de minutos y responsabilidad. Quizá ahorrarle el viaje a Atenas a Mirotic y Laprovittola, por ejemplo, que llevan una temporada intensísima. Invertir estos partidos en recuperar la confianza de Nigel Hayes, perdido un poco para la causa. Seguir con la puesta a punto física de Álex Abrines o continuar con la apuesta de Smits como «5» si hay que seguir cuidando a Sanli.

Cuando un equipo está en una buena dinámica como el Barça es peligroso reducir las marchas de golpe. No se puede perder de ningún modo la tensión competitiva, pero hay que ser inteligentes y cuidadosos. La temporada pasada el equipo llegó bastante tocado a la serie de cuartos de Euroliga ante Zenit y casi cuesta un disgusto, así que el reto es llegar este año mucho mejor.