Muchas veces decimos que los extremos se tocan, y posiblemente sea una frase tan bonita como cierta. En otros casos, los extremos parecen difuminarse y fundirse, siendo a veces irreconocibles por el contexto.

Y ya luego nos vamos al futbol, donde los extremos a veces ni lo son, porque no cumplen con la propia semántica de su palabra, sino que son en origen o naturaleza, pero no en roles.

 

Una goleada para ahogar penas

 

Tras el enorme varapalo sufrido por el filial ante el AT Baleares, volvía al Estadi con ganas de revancha…. Y vaya si la tuvo. Y para ello, Sergi “sorprendió” dando entrada y sacando un once bastante ofensivo, como el que sale con la billetera llena para salir de fiesta.

Si Sergi acostumbraba a jugar con un extremo, o mejor dicho, un extremo/mediapunta como Aranda de interior, esta vez dio entrada en el otro interior a Nils Mortimer, un jugador cuya carrera reciente ha transcurrido por el extremo diestro.

Pero quizás, el cambio más significativo fue el de Ferran Jutglà, el mejor jugador del filial de lo que va de temporada, y posiblemente de los mejores de la categoría (máx goleador de la categoría). Sergi “cansado” de sus puntas y viendo el alto nivel resolutivo del fichaje culé, le dio entrada en el centro, previa experiencia en la posición en el A, en la zona central y de ahí no le movió hasta este partido, donde lo colocó en izquierda en detrimento de Abde.

Con todos los ingredientes en la coctelera, la premisa fue clara, que el balón viajase rápido a través de sus lanzadores (Mika y Matheus) o bien a través de las conducciones de sus extremos o de sus interiores. Cuando el balón viajaba por la zona izquierda, Baldé era el extremo de facto y Jutglá ejercía de casi segundo delantero lateralizado.

 

 

En la otra orilla, aunque Fabio Blanco era un extremo bastante más abierto, de conducir hasta ganar línea de fondo, no era nada infrecuente que una vez el juego fluía, el extremo diestro condujese hacia zonas interiores, pese a jugar a pie natural.

Ante todos estos movimientos, los interiores corrían a ocupar zonas exteriores, con lo cual la banda solía quedar ocupada por algún jugador culé. Si Aranda fluía más por el centro ya que Baldé guardaba el ancho, Nils si solía salirse fuera de posición cuando Blanco desocupaba la suya.

 

¿Flor de un día?

 

No sé si esta fórmula se repetirá, porque todo lo que parece probar Sergi por una forma u otra parece tener fugas de agua, como si ninguna tubería condujese de forma óptima el agua. Lo que si sabemos es que es una forma de ser ofensivo y tener cierta seguridad defensiva, ya que las pérdidas de balón son en zonas menos arriesgadas y normalmente termina cerrando con 3. Pero claro, esto es el B de Sergi, nunca sabremos por donde saldrá la humedad