A veces, cuando nos esforzamos en algo, vemos como nuestro objetivo poco a poco se acerca, como si tras tanto remar y tanto encallar, la orilla estuviese cerca… Pero hay algo que falla, la meta se acerca pero tú la ves lejos, como si tu yo racional te dijese que no vas a llegar.

No sé si el filial se está sintiendo así o no, pero la sensación desde fuera es esa, como si el playoff aunque cerca, estuviera inalcanzable para nosotros, pese a puntales de calidad que te acerquen a ello.

 

El XI

 

Desde mi último artículo, realmente no ha habido cambios circunstanciales, ni para mal… ni casi para bien. Pareciera como si los defectos se repitiesen, como si la potenciación de las virtudes tuviera que darse a cambio incluso, de disparos en el pie.

Sergi en este rush final de temporada sabe que plantilla tiene, sabe donde está sus martillos y sabe donde está sus puntos débiles, incluso como entrenador. Con toda esta coctelera, y repitiendo el esquema con el DC de referencia y desplazando a Jutglà del carril central, Sergi prescinde de un falso interior para dar entrada a Jandro… como interior diestro.

Matheus ya es pivote, su capacidad para distribuir en largo y acelerar, así como sus defectos para jugar en entre líneas, le han hecho viajar a esa zona con la lesión de Jandro, y parece que a Sergi le gustó. Una vez recuperado Orellana, Sergi cree que el equipo pierde menos sacando a este de su sitio y manteniendo al brasileño de pivote.

 

 

La premisa

 

Con todas estas piezas en el tablero, Sergi apuesta a todo al intercambio de golpes, sabedor de que por piezas, posiblemente salga vencedor. Con Jutglà siendo el max goleador de la categoría, ponerle en el área o el pico de ella es garantía de gol, y eso pasa la mayoría de vez, por calidad y sensibilidad para el movimiento.

Sergi apuesta por llevar el balón rapidísimo hacia sus puntas o extremos, siendo esta velocidad incluso superior a las subidas de Balde. Con Abde como demonio de Tasmania y Jutglà como martillo de Thor el miedo que infunde una jugada en la que defenderles es más veces un farol bien hecho que una escalera de color.

 

 

Con esto el equipo la mayoría de las veces que no termina jugadas, se hace largo, larguísimo, confiando en la capacidad recuperadora arriba, especialmente la que ejerce Mika en la zona central. Sin embargo, cuando el rival mueve la pelota y la saca hacia las bandas, el equipo se suele descomponer en una serie de persecuciones que la mayoría de veces acaba donde no debería, en la defensa del área propia, donde el B tiene un grave problema.

 

Llegar a la orilla

 

Ante estas virtudes y defectos, el equipo no está para grandes updates colectivos, salvo la entrada de algún elemento que coordine todo el puzzle y le de la forma deseada. Pero mientras tanto, Sergi seguirá confiando en su capacidad para golpear, en la capacidad que Jutglà pareció olvidar en su último partido. ¿Es el plan perfecto? Posiblemente no, pero ante una orilla tan cercana, quizás no sea momento de plantearse como mejorar el remo