Hoy hace dos años que nos dejaste y no puedo evitar escribir algo para seguir recordándote. No me apetece enumerar tus virtudes, destacar la enorme lección de vida que nos regalaste ni entrar en un texto demasiado trascendental. Simplemente me apetece hablar contigo, contarte cómo nos va por aquí y retrotraernos a aquellas conversaciones twitteras o whatsapperas que solíamos tener. Porque se te echa mucho de menos.

De nuestro querido Barça te estás perdiendo mucho y nada a la vez. No te lo vas a creer, pero se fue Leo y acabó en el PSG, aunque no le van muy bien las cosas. La camiseta le queda fatal, lleva el dorsal ¡30! y claramente pasa en canoa de los franceses, dedicado en cuerpo y alma a Argentina y su objetivo de campeonar en Qatar dentro de unos meses. Por si fuera poco le tocó el Real Madrid en Champions, falló un penalti y lo eliminaron.

Ahora a nosotros nos dirige Xavi tras echar a Koeman. Ganamos 0-4 en el Bernabéu, pero fue un espejismo. Seguimos siendo una auténtica verbena, no tenemos un euro y para comprar algo decente vamos a tener que vender hasta la ropa interior. Disfrutarías de Araújo, de Gavi y de Pedri, sobre todo. No tanto de Ansu, pues el pobre no levanta cabeza con las lesiones. La verdad es que no te has perdido demasiado. Nos echaron de Champions en fase de grupos, luego nos echó en Europa League el Eintracht con un Camp Nou lleno de alemanes, volvió Alves y se acabó 2º en Liga, que créeme, fue un éxito visto lo visto.

Por si fuera poco el Real Madrid ha vuelto a ganar otra Champions, torturándonos esta vez con cuatro noches a cual más surrealista para acabar imponiéndose en todas. No te creerías el nivel de Benzema, por ejemplo, que va a ganar el Balón de Oro con toda justicia. No te creerías lo que llega a parar Courtois. No te creerías el clutch de Rodrygo. Y no te creerías lo bueno que sigue siendo Modric. Al menos no han firmado a Mbappe.

Tampoco te has perdido nada con el Sporting. Mala temporada, cambio de entrenador no una sino dos veces y sufriendo para mantenerse en 2ª. Me pregunto si tú hubieras celebrado los goles de Las Palmas en El Molinón para dejar fuera al Oviedo de la lucha por el ascenso. Ahora ha vuelto el «Pitu» Abelardo y circula por ahí un video suyo de su llegada que se ha hecho bastante meme.

Realmente según voy escribiendo todo esto me voy dando cuenta de lo insignificante que son estas cosas que nos hacen sufrir, enfadarnos y amargarnos más de la cuenta. Me ha pasado todo el año porque deportivamente el año ha sido duro y soy picón por naturaleza, pero contártelo me ayuda a relativizarlo y comprender que me importa absolutamente nada. Que indudablemente hay demasiadas cosas que disfrutar y es imperativo olvidar inmediatamente estos disgustos deportivos. Ya vendrán tiempos mejores y aquí estaremos para contártelos, aunque sea un «plasta».

Hablando de «plastas». Es algo que me llama a menudo mi mujer, tu amiga Sonia, y no sin razón. Mira si la huella que dejaste fue profunda conociéndote poquito que te escribió un poema en un libro de poesía que ha publicado. Dedica líneas a tres personas, las que más le han inspirado e inspiran: su abuela, su abuelo y tú. Déjame que te diga que estoy muy orgulloso de ella por lo que ha hecho y de mí por haberos «presentado», por ponerte en su vida e inspirarla del modo que lo haces.

Y si a nosotros nos has marcado tanto habiéndote conocido mucho menos de lo que hubiéramos querido, ¿qué habrás dejado en los que tenías al lado? Precisamente este poema titulado «Demasiado pronto, 13» nos conectó con ellos y solo podemos decir eso de que «de casta le viene al galgo». Siempre he sido de los que creen que uno tiene todo que ver con su gente, con su familia, con sus amigos etc y en tu caso ya sabemos que no es casualidad tu bondad, valentía, carácter y amabilidad. Hicieron algo extraordinario contigo, no me cabe duda. Y entiendo el socavón de tu ausencia, pero qué orgullo han de sentir de ti, amigo.

Ya te lo conté el año pasado, pero no sabes lo que a título absolutamente personal me has ayudado sin saberlo. Solo con tu espíritu y tu lección de vida, porque esa maldita enfermedad que te llevó es la que lleva acompañando a mi madre desde hace año y medio, difícilmente la dejará algún día y es una auténtica mierda. Es dura de narices porque le está quitando la vida a ella y a los que la queremos. No sé cómo diablos hacías para seguir, seguir y seguir. Cómo te admiro. A mi madre le hablo de ti muchísimo. Sabe quién eres, sabe lo que hiciste y así le ayudas a continuar. Aquí no se rinde ni Dios, ¿recuerdas? Se lo digo y me lo digo muchas veces.

Nuestras vidas sin duda son peores sin ti, pero sin tu recuerdo serían también infinitamente peores. Aunque no estés aquí nos acompañas y nos inspiras. Y eso que he empezado el texto pretendiendo no ser demasiado trascendental, eh. Hoy simplemente me apetecía hablar contigo, pero es inevitable ir un poquito más allá. Porque se te echa de menos cada puto día.