Escribir y hablar sobre el Barcelona femenino de la temporada 22/23 obviando el conflicto abierto entre la mayoría de sus jugadoras contra el seleccionador Jorge Vilda y lo que es la Real Federación Española de Fútbol sería, simplemente, un acto de deshonestidad hacia mi persona y hacia los lectores de este respetable blog. En un verano especialmente movido y con varias novedades, con la gravísima lesión de Alexia Putellas y la guerra abierta que se está viviendo en el futfem español el Barça está en un punto extraño y lejos de su mejor nivel y potencial a fechas actuales.

Un Barça que incorporó tras traspaso récord en el fútbol europeo a Keira Walsh para sustituir y suplir la baja de Alexia. La campeona de Europa es una de las mejores mediocentros del continente y fue la apuesta de Markel Zubizarreta para intentar tapar la ausencia de la capitana del equipo. No es el mismo perfil, seguramente lo más parecido en el equipo fuera Claudia Pina, pero se entiende que se priorizaba talento a perfil y rol.

Sin Jenni Hermoso, en México tras no renovar, la apuesta ha sido Geyse junto a Oshoala para disputarse el puesto de 9 titular y pelear un puesto en el extremo izquierdo junto a Fridolina Rolfo y Mariona para suplir la baja de Lieke Martens. En el centro del campo la apuesta es que Patri Guijarro pase a ser interior junto a Aitana Bonmatí y Keira la mediocentro del equipo.

Es un equipo que hoy parece estar en un momento regular de forma, recuperando alguna lesionada y con varias bajas importantes que impiden ver un Barça normal y redondo. Un equipo no muy fluido en ataque estático, sin demasiada profundidad y viviendo del talento diferencial de jugadoras como Graham Hansen o Mapi León para “abrir la lata” e ir sumando de tres en tres e ir recuperando sensaciones y parecerse al equipo tan dominador de la pasada temporada.

Sin la selección, ¿qué?

Como se empezó este artículo mencionando el conflicto político y deportivo en el que las principales jugadoras españolas del Barça han dec00idido dar un paso al frente para pedir una serie de mejoras y cambios en lo que son las concentraciones, métodos de trabajo, entrenamientos y preparación y la respuesta ha sido filtrar conversaciones privadas, insinuar un chantaje y dejar entrever que son caprichos inadmisibles (un capricho que derive en renunciar un mundial no es un capricho) mientras se cierra en banda Jorge Vilda y hace ver que no pasa nada y que es una simple víctima después de siete años de mediocres resultados y fracasos acumulados en los grandes torneos que ha disputado que ahora está dejando fuera del equipo a un grupo de jugadoras que en el Barcelona han demostrado que son élite.

El tiempo dará y quitará razones, pero es difícil defender un organismo con una estructura clientelar cuyo fin es mantener en el cargo al presidente Rubiales y que ha hecho del conflicto continuo el modus operandi de doña federación (contra jugadoras, liga profesional, los clubes, etc.), pero en esas estamos y estaremos porque así es el fútbol español.