Como si de una acampada se tratase, aquel niño que salió de su casa cargado de provisiones y que tan bien se lo pasaba en el campo, se dio cuenta que a la noche, con el frío de las cañas y sin su colchón y edredón que lo arropase, quizás esta aventura, no iba a ser tan fácil

El filial blaugrana arrojó sensaciones muy positivas en su inicio de temporada, pero la noche le cayó bien pronto, aquella verde pradera, se transformó en una jungla llena de miedos y fantasmas.

 

La caída del día

 

El equipo de un Márquez recién llegado había dejado unas sensaciones potentísimas, impropias de un filial recién cogido por un técnico. La sobriedad y madurez con la que jugaban sus futbolistas eran hasta difíciles de digerir a estas alturas de temporada, daban la sensación de equipo dominante de la categoría, pero esto no fue más que un efecto temporal, que pronto daría paso a los terrores propios de la noche.

El filial dominaba a través de un juego bastante ofensivo en sus bandas, sus extremos infundían un temor que hacía retroceder a sus adversarios, sus centrales parecieran dominar como si Araujo y Mika estuviesen juntos, y su centro del campo acompañaba en un viaje que el rival pocas veces sabía manejar al 100%.

Pero nuevamente, la noche llegó. El equipo empieza a encadenar partidos con derrotas, pero no solo eso, sensaciones de haber sido dominado y haber perdido ese embrujo primerizo. Donde antes el equipo amenazaba, ahora empezaban a surgir dudas, los rivales ya no veían en la delantera a Ferran Jutglà, veían a una serie de imberbes que no dañaban igual.

 

 

Y la noche, reflejó la verdadera imagen del equipo, un grupo de jóvenes casi juveniles y con poquísima experiencia, con poca jerarquía en la categoría. El efecto Mika y Jutglà ya no valía para un equipo que encadenaba derrotas abultadas.

Y es que, como he comentado anteriormente, el dominio que ejercía tanto el central zurdo, como el delantero, eran motivos más que suficientes para como un martillo de Thor, generar marcadores que incluso a veces no correspondían.

 

Después de la noche…

 

Pero se dicen que las noches no son eternas. El último partido disputado vs Cornellá arrojó otras sensaciones, más positivas, pero a la vez realistas con el presente del Athletic, más propias de lo que son en esencia y en lógica.

A este equipo le queda mucho por recorrer aún para dominar la división, si es que pueden llegar a hacerlo, pero el último partido puede ser una piedra en la que apoyarse para crecer, para mejorar desde ahí. Veremos si el paso del tiempo, otorga a este grupo el poso que mostró de forma impropia al principio de temporada, veremos si la inexistencia (aún??) de figuras como Mika o Jutglà permiten dar ese punto extra de calidad a un equipo que debe ir a más. Veremos cómo aguantan las noches estos imberbes.