Lionel Andrés Messi Cuccittini nació el 24 de Junio de 1987, es decir, está a punto de cumplir 36 años. Son solo cifras que hoy en día no significan nada; «los cuarenta son los nuevos treinta» dicen ahora. Pero todos sabemos que Messi, ya cuando se fue, no parecía un futbolista en un estado de forma superlativo para la élite. Y sin embargo hace solo cuatro meses nos hizo muy felices a los que creemos en él, ganando la competición más importante del mundo y que se celebra solamente cada cuatro años.

¿Sería su vuelta «buena» para el Barça? No parece un tema fácil de analizar, demasiados puntos de vista mezclados con un aspecto puramente sentimental: con la mano en el corazón todo aficionado culé desea volver a verle vestido de azulgrana, aunque solo sea para despedir al mejor jugador de la historia como se merece.

Si hablamos desde el plano únicamente deportivo, existen varios factores a tener en cuenta, que intentaremos poner encima de la mesa. Por un lado está la calidad indudable del futbolista. Como comentábamos antes, capaz de llevar a un grupo de extraodinarios profesionales, alguno muy bueno, pero no todos excelentes, a ganar el torneo de sus vidas, simplemente subiéndose a la espalda del diez. ¿Sería capaz de reproducir eso en este Barça y llevarnos, por ejemplo, a ganar una nueva Champions League? Complicado.

Difícil y complicado visto el ritmo que mantienen los equipos top europeos, no hay más que ver los actuales cuartos de final a donde el PSG, por cierto, no ha llegado. Y con esto no estamos criticando a la Ligue 1 francesa, donde tremendas promesas mundiales como el mismo Neymar, no han tenido fácil triunfar. Ni minimizando los compañeros de Leo en dicho equipo, donde posiblemente tengamos al futuro si no ya actual, nuevo rey del fútbol mundial, Mbappé, con el permiso de Haaland.

El éxito o el fracaso de una hipotética vuelta de Messi al Barça tendría mucho que ver con el hipotético role que adquiriese el argentino. Si de un papel donde el diez tuviera que tirar sistemáticamente del carro, como hacía antes de su marcha, probablemente el desgaste sería terrible y aunque fuera suficiente para un alto porcentaje de partidos de la Liga, no creo que en los partidos claves en Europa, pudiera seguir siendo diferencial.

Con su salida hay dos puntos que debemos tener en cuenta sobre como quedó el equipo y cómo se está construyendo por parte de Xavi Hernández. Una es la juventud que existe en la columna vertebral del once estrella y como esa juventud es futuro, pero también es presente en forma de energia, en forma de intensidad y presión. Dos de las señas de identidad de su fútbol actual. Y por otro lado es la carencia de calidad de la plantilla; se cuentan con los dedos de una mano los jugadores capaces de ofrecer desequilibrio. Y ahí la estrella argentina, podría seguir siendo diferencial y, en momentos puntuales, mostrar el camino de la excelencia al resto.

Al final es, si finalmente aterriza en Barcelona la temporada que viene, todo un reto para el entrenador. Pero menudo reto más bonito poder llegar a juntar el corazón del aficionado, con la cabeza y el deseo de todos los azulgranas, etérnamente agradecidos con el rosarino, por habernos llegado a mezclar nuestros sueños con la realidad.