Pocas lesiones recuerdo que me hayan afectado tanto a nivel personal como esta de Gavi. Una mezcla de pena y rabia que solo mitigarán si dentro de un año volvemos a ver al mismo futbolista sobre el terreno de juego, como si nada hubiera pasado.

A nadie escapa que hablamos del que era el jugador más importante en clave Barça en lo que llevábamos de temporada. El primer defensor y el primer atacante, se suele decir, pero Gavi era mucho más, tanto si hablamos de números tangibles, como ahora veremos, como de los intangibles que construyen el alma de un equipo de fútbol. Los manidos «estados de ánimo» tan importante para dilucidar si la dinámica de un equipo, de un grupo de trabajo, porque al final son exactamente eso, era positiva o no lo era tanto.

Si de cifras hablamos es el jugador que más presiones gana del equipo, el que más acciones agresivas realiza, el que más entradas con intercepciones suma y el que más acciones defensivas gana.

Una auténtica bestia defensivamente hablando, pero es que trabaja con la máxima inteligencia, por eso sus acciones defensivas obtienen tanto beneficio; porque sabe cómo, cuándo y dónde hacerlas y ahí está la clave.

Si se trata de hablar de Gavi como futbolista con balón no nos canseremos de decir que este Barça 2023 estaba siendo Gavi y diez más. En un equipo donde cuesta ver escalones que ayuden a llevar el balón entre las distintas líneas, resulta fundamental ver a un futbolista que, quizá junto con Frenkie de Jong más ayuda, aunque sea a título individual y por puro instinto futbolístico, más que porque el sistema ayude a activarlos, permita que el balón circule en distintas alturas, haciendo de «levada» que permite avanzar el balón, sin romper las líneas de juego. Dinamiza el juego, en una palabra.

Su importancia estaba siendo tal en esta temporada, que Xavi no sabía donde situarle pues era necesario en todas las alturas de juego. Se ha destapado como un tremendo jugador en la base, trabajando como otro mediocentro más, sobre todo tras la baja de Frenkie y el bajón de Romeu. De interior, su puesto naturaral, como puente entre la defensa y la línea de delanteros y por último como extremo izquierdo permitiendo superioridad en medio campo, ese cuarto centrocampista tan usado por Xavi, pero también sumando en ataque.

Si a eso le sumamos su llegada al área, con una importante cuota de gol, llegamos a la conclusión que abría este artículo: el futbolista clave de este Barça 2023/2024, aunque poco del año que viene lo va a acabar disfrutando en corto.

Recordemos, diecinueve años. Diecinueve años, que se dice pronto. Es que es una barbaridad cómo puede leer el fútbol un canterano que acaba de llegar a la élite. Seamos positivos y pensemos que esa edad le va a ayudar a comenzar de nuevo en la élite y que le dará fuerzas, dado su carácter, para reinventarse si es necesario. Esa personalidad, más que nunca, tiene que ser su mejor arma.

¿Esta temporada para el Barça? Si nada cambia drásticamente, va a ser de transición. Y casi se me apuras, es lo mejor que nos puede pasar.