Varios son los jugadores que han dado un salto de calidad con Flick respecto al Barça del año pasado y otros que directamente han entrado en escena en esta temporada.

Si hablamos de los Balde, Cubarsi, Raphinha y hasta el mismo Lewy, no nos cabe duda que son otros futbolistas en relación a lo que eran la pasada temporada, para mejor, de manera quizá inesperada en alguno de ellos. Pero si tenemos que elegir a uno sobre el que Hansi sustenta gran parte de su invento y que haya dado un salto cualitativo en su fútbol, elegiría a Pedri.

Irrupción brutal en el fútbol profesional, ya llamaba la atención con diecisiete años con su subida al primer equipo de Las Palmas, pero explotó como futbolista en su primera temporada como azulgrana en el 2020. Hacía mucho tiempo que no había una explosión profesional tan llamativa en la élite del fútbol español. Pero quizá eso le pasó factura, pues la Federación sin ningún tipo de miramientos, le acabó llevando a la Eurocopa y a las Olimpiadas sin solución de continuidad. No solo dejándole sin vacaciones ese verano del 2021, sino poniendo a la intemperie o quién sabe si generándole o al menos acrecentándole, una de sus mayores carencias para el fútbol profesional; una querencia alta a lesionarse.

La última precisamente tras una fea entrada de Kroos en este Eurocopa que nos volvía a hacer temer si, además de tener uno de los futbolistas más talentosos de la generación, el Barça tenía una figura de cristal con problemas de lesión cronificadas. La temporada ha empezado y lo primero que ha hecho el entrenador alemán es clarificar su posición o sería mejor decir dar libertad de movimientos al tinerfeño: interior sí, pero tan pronto ayuda en la salida de la presión rival retrasando su posición y siendo el primer pase de los centrales, para salir en conducción entre piernas y latidos que suenan a retumbes de tambor rival, como es ese futbolista en el lado izquierdo del campo que genera superioridades con sus paredes para plantarse en la frontal en el último pase.

Para eso ayuda mucho el engranaje de este Barça 24/25, donde Rafinha pica a la espalda rival desde la zona izquierda del ataque, generando el espacio que oxigena los movimientos de Pedri y le permite ser ese referente en la frontal, ya sea para el último y genial pase de gol, ya sea para descongestionar el juego con desplazamiento en largo hacia la banda de Kounde/Lamine.

Olmo ayuda a cubrir esta frontal, permitiendo a Pedri no ser la única referencia en la mediapunta y, de nuevo, dándole ese espacio para ejecutar la genialidad.

Y si de la manida presión hablamos, de nuevo esta está protagonizada por los extremos, así como por el extraordinario avance de líneas, que provoca que Pedri no tenga que recorrer un ingente número de metros para sumarse a la misma. Presión sí, pero inteligente, qué duda cabe.

Esos metros arriba en la presión, también se los suele ahorrar abajo a la hora de cerrar. No es tanto el ocho el que tiene que cerrar el hueco entre lateral y central, obligándole a pisar sistemáticamente área propia, sino que ahora es dicha línea de cuatro defensiva, más la ayuda del seis, ahora Casadó, los que ahorran ese peaje al canario, utilizando su gasolina para lo que mejor y más debe hacer: desequilibrar en la construcción y finalización del ataque del equipo.

Y no nos podemos olvidar de un tema que no es baladí en la élite en los últimos años: el físico. Un Pedri con 21 años, camino de 22, que no tiene nada que ver con aquel niño que debutaba en primera a los 17, pero ese que además la preparación física de este Barça vuelve a ser del nivel necesario cuando hablamos de más de setenta partidos exigentes por temporada y más con la plantilla reducida de este equipo, quizá la única duda en el horizonte. A esta alturas ya todos sabemos que si el cuerpo de Pedri deja de sufrir “averías” de forma habitual, hablamos de un futbolista como no hay actualmente en el panorama internacional.

Al final eso no es otra cosa que utilizar el IQ del equipo de la mejor manera posible; las individualidades son para el colectivo y viceversa. Hansi, no solo ha entendido que este club está hecho para ganar, y no ceja en su empeño así vayan cero a cero, perdiendo o ganando por cinco goles. El alemán sobre todo ha entendido una máxima del Fútbol Club Barcelona: jugar bien, jugar muy bien de hecho. Esto acaba de empezar, por supuesto, pero no pinta mal.