SIMEONE, CONTRACULTURA COMPETITIVA

«No somos el Barcelona. La construcción de las bases es diferente. El Atlético siempre tendrá más extranjeros que gente de la casa. El Atlético además es un histórico equipo agresivo, intenso, con compromiso, pasión, contragolpeador y fuerte defensivamente.» 

Entrevista a Simeone en Jot Down, 25/03/14

A inicios de la segunda vuelta de la temporada 2011-12 vivimos un hecho histórico que no debe pasar desapercibido. Tras la contratación de Simeone como nuevo entrenador del Atlético de Madrid a finales de 2011, la Liga española reunió a cuatro talentos de los banquillos realmente únicos: Pep, Mourinho, Bielsa y el propio Simeone. El Cholo, por su todavía no mediática trayectoria como entrenador en Europa –había cosechado cierto éxito en Argentina y realizado una gran labor con en el Catania en Serie A-, era el que menos acólitos reunía entonces. El Cholismo estaba aún por llegar. Pocos podían imaginar que un equipo que estaba coqueteando más con el descenso que los puestos nobles estuviera, dos años más tarde, entre los 8 mejores del continente. 1 Europa League, 1 Supercopa de Europa y 1 Copa del Rey incluidas. Casi nada. El Atlético de Madrid ha regresado a la élite española y europea de su mano. Y detrás de su partido a partido, esa especie de frase manida que todos los grandes técnicos generan a su alrededor cuán mantra para unos y motivo de burla para otros, algo está claro: competir no es una opción para el argentino. Es la única opción.

Simeone, a pesar de las diferencias futbolísticas que puede haber con los idearios de los tres nombres anteriormente citados –con el que menos seguramente sería con Mourinho-, comparte un rasgo fundamental : esa obsesión por su trabajo y buscar la mejoría continua en sus equipos. La evolución de su Atleti hasta haberlo convertido en una garantía de competitividad es innegable. Algo así, en una entidad que vivía en un entorno y clima de leyendas (muchas negras), mitos y cierto victimismo en la principal metrópolis castellana, no se consigue por casualidad. El Cholo de alguna manera sigue siendo aquel jugador que buscaba intimidar desde el carácter y la entrega. Que no concebía nada del fútbol sin pasión alguna. Uno ve cómo dirige y ordena desde la banda y se acuerda del Simeone centrocampista. Aquel al que coreaban a rabiar los suyos. El mismo que convence a miles de colchoneros a animar cuando la situación lo requiere. Ahí de pie, vestido de negro impoluto y bien oscuro a lo Johnny Cash levantando las manos. La simbiosis con la grada alcanza un grado de salvaje erotismo. El alma rojiblanca al desnudo y orgullosa. Es el hombre que ha hecho creer a unos jugadores que son muy buenos. Jugadores que en otro contexto no serían tan determinantes. Seguro. Pero detrás de cualquier fe hay una razón y un trabajo. Nada es fruto de la casualidad. Y no lo es este Atleti.

«Hay un juego, que es el juego del fútbol y después el fútbol es muy amplio. Se gana de diferentes maneras y cada uno elige la suya. El Barça y la selección española nos llevaron a ir detrás de una idea que es hermosa, claro, pero para correr rápido hay que tener un auto bueno. Si tienes un auto menos bueno tendrás que buscar la manera de pincharle la goma al otro y correr lo más cerca de él que puedas.» 

Entrevista a Simeone en Jot Down, 25/03/14

El Atlético de Madrid, desde la llegada del Cholo se ha erigido de alguna manera en el baluarte contracultural en un país que reza hacia el exterior un fútbol que apuesta por el dominio de la pelota como instrumento para gobernar los partidos y ganar. En el país en el que el Barça instauró la hegemonía de la posesión como medio para alcanzar la victoria, Mourinho o Simeone intentaron derribar, con otros argumentos igualmente legítimos, aquello que los de Pep defendían. Batallas inolvidables entre dos retóricas casi opuestas. Seguramente sean los dos entrenadores más meticulosos a la hora de analizar y trabajar cada enfrentamiento contra el Barcelona. Tanto por el grueso de sus ideas como por las formas con las que han intentado sistemáticamente limitar a los blaugrana. Empezando por una prioritaria: ahogar y enjaular a Lionel Messi para que tuviera cuanto menos radio de acción, mejor. Mourinho marcó el camino y no cabe duda de que Simeone sigue su estela en este sentido. Al fin y al cabo, ni el Madrid ni el Atlético tuvieron, tienen al astro argentino. El único jugador que puede disfrazarse de antítesis del azar en un terreno de juego. Convertirse en la certeza absoluta. Pero al margen de la obsesión por intentar minimizar a Messi, la receta de Simeone ante el Barcelona ha sido bastante clara y concisa: líneas muy juntas cerrando espacios por dentro, desatención de las bandas bajo convencimiento de que el Barça aunque teja por fuera si no mata por dentro y no goza de profundidad tiene las de perder, y aprovechar cualquier pérdida para salir rapidísimo a la contra.

Pocos equipos pueden maximizar tanto una pérdida del rival como el Atlético de Madrid, que se despliega como pocos en el continente merced a un Diego Costa en un estado de forma asombroso y grandes lanzadores como Tiago, Koke o el propio Arda, un virtuoso y su recurso más estético a la par que efectivo. En el duelo de la temporada pasada en el Camp Nou antes del golazo de Adriano, se vio a un equipo que estaba capacitado para hacer mucho daño al Barça. Todo eso sin necesidad de amasar demasiado balón. Una línea y estilo que han mantenido con el paso de los meses –de los cuartofinalistas son el que menos posesión promedia por encuentro, 46%-. Así lo avisaron ya en la Supercopa de España en la que los blaugrana, con el recién llegado Martino, se agarraron al espíritu de supervivencia de una generación de ganadores y al gol de Neymar para salvar el primer título oficial de la temporada. Los rojiblancos mostraron poso de equipo algo más que serio. Las sensaciones fueron magníficas y aunque existían dudas –era lógico tenerlas- acerca de si podían aspirar a todo, lo cierto es que estamos en abril y el camino junto a los resultados no dejan indiferentes: líderes de la Liga, 1/4 de Champions y eliminados en Semifinales de Copa. En el último duelo entre ambos antes de esta eliminatoria preciosa que se nos viene encima, Martino y Simeone jugaron al ajedrez. Como retándose para siguientes batallas y sin intentar mostrar todas las cartas. Aquel día ni Messi ni Neymar partieron de inicio y el mejor jugador de la primera parte, Iniesta, tuvo que ser sustituido al descanso. Tampoco estaba Diego Ribas, que en un momento dado podría cambiar las cosas desde el banquillo. Nos quedamos con ganas de más. Como deseando que vinieran más capítulos.

Capítulos en los que el Cholo va a intentar seguir demostrando que es uno de los mejores estrategas del momento. La transformación del Atleti es incuestionable. Son élite. Lo serán aunque se pueda dar el caso de que peleen por todo sin llegar a ganar ningún título. No van a partir de favoritos y eso siempre es un matiz a considerar. Nadie mejor que Simeone para gestionar anímicamente un grupo que cree en él. Tanto o más de lo que él cree en ellos. Con el técnico empieza y termina todo. La ambición marcada en un equipo que compite como pocos.  Quién hubiera imaginado en diciembre de 2011 que a estas alturas toda Europa estuviera alerta y pendiente del Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Gaby, Tiago, Koke, Arda; Raúl García, Diego Costa.

Simeone hace una mueca de aprobación tras una ocasión fallada por su equipo y aprieta los dientes con fuerza. “Hay que insistir, eso es” –le dice a los suyos. Entonces se gira a la grada y levanta los brazos pidiendo apoyo. Confiesa que el fútbol siempre es el mañana así que es consciente de lo que toca: competir, competir y competir.

Referencias: Entrevista a Simeone en Jot Down: http://www.jotdown.es/2014/03/diego-pablo-simeone-o-me-sigues-o-no-me-sigues-el-liderazgo-no-se-puede-explicar/