Pep Guardiola era la gran figura de este Bayern antes de comenzar el partido. Todo el entorno en la previa estaba basado en el debate de estilos y la figura del técnico de Santpedor. Pocas veces se apeló al enorme nivel de la plantilla del Bayern para poder superar a un rival que, objetivamente, tiene un plantel sensiblemente superior al de cualquiera de los aspirantes a la orejona.

Poco se puede decir sobre el partido. Pep fue superado, superado por un rival que mostró una competitividad a la altura del nivel de sus jugadores y por un entorno y la obligatoriedad de tener que golear para superar un 1-0 (resultado durísimo, te obliga a marcar tres si se encaja) hicieron que apostara por una mezcla del plan de Pep original (Kroos en la base) y el de Schweinsteiger (que incluía a Kroos en la zona del 10 con tendencia a bajar a mediocampo) en el doble pivote, prescindiendo del siempre competitivo Javi Martínez.

Con esta disposición estaba claro, Pep buscaba zafarrancho de combate en un Allianz encendido como en las mejores noches, pero no calibró que enfrente había un rival con mejores jugadores y que había que defender tanto como atacar. No lo hizo y el Real Madrid arrasó con una noche histórica que les acerca a la obsesiva décima. Apostó por la legendaria figura de Schweinsteiger y el mejor Kroos en su carrera en la base y esperó que el juego, que con el acierto y mayor capacidad atacante, pudiera evitar que el Madrid corriera.

El Bayern tenía y ha tenido la posesión durante los 180’ de la eliminatoria, pero excepto en varios minutos del partido de ida la superioridad fue blanca. La zaga blanca robaba, Modric ponía pausa y lanzaba la contra, Benzema pivoteaba sobre unos centrales superados y a correr. Pero a parte de ello dos acciones a balón parado, muy mal defendidos, pusieron un 0-2 en el marcador que reflejaba la superioridad blanca. Y ahí no hay entrenador que gestione con acierto semejante varapalo.

Con el 0-2 en contra el partido murió, el Real Madrid jugaba a placer y llegaba con extrema facilidad, hasta el punto que no parecía unas semifinales de Champions League. Otra contra lanzada por Modric, Bale ganó la espalda de Boateng y Ronaldo sentenció un poco más el partido. Al descanso, Pep quiso parar la sangría con Javi Martínez por Mandzukic y en gran parte lo consiguió, si antes era un chorro de agua lo que se iba ahora era un goteo, seguía la tubería dañada pero al menos no era un desastre. Con eso no atacó mejor, pero adecentó una mala transición defensiva.

Para poder generar ocasiones el Bayern necesitaba que sus dos alas superasen a su par, pero ni Ribéry ni Robben tuvieron opciones ante Carvajal ni Coentrao. En el fútbol la simplicidad aparece cuando muñeco supera a muñeco, entonces es cuando los sistemas pueden desquebrajarse, pero apenas se dio la posibilidad de llegar a línea de fondo y centrar al área, situación en las que a priori ni Iker ni Ramos ni Pepe son un bastión, mucho mejores cuando han de manejar metros a sus espaldas, pero siempre aparecía una pierna, un despeje oportuno o la simple falta de precisión y acierto en el último toque echaban al traste la jugada.

Y ahí murió el Bayern hoy, incapaz de dañar a la defensa contraria y con una transición defensiva deficiente que sepultó sus opciones. Es difícil de explicar con palabras como un Bayern tan competitivo a lo largo de la temporada ha sido tan superado en unas semifinales de Copa de Europa. Si el debate de estilos estaba en pie hoy ha perdido uno, pero el fútbol es muy cíclico y mañana o pasado puede ser al revés.

Guardiola deberá gestionar la derrota más dura de su carrera y tomar decisiones. En el Bayern demostrar si confían realmente en el de Santpedor para preparar el próximo asalto a la Copa de Europa el año que viene. En la acera de enfrente simplemente recoger los frutos de mantener una base de gran nivel y complementos envidiables en cualquier conjunto. Ya les tocaba, demasiada plantilla para esperar a que siempre cayeran en semifinales.