EL DRAMA, LA HISTORIA Y EL ADIÓS

Es difícil ponerse a escribir después de un partido en el que uno de los dos equipos hizo muy poquito para ganar y el otro lo justo y necesario para vencer. Martino mantuvo su idea, errónea o no, de alinear a Cesc en el mediocampo y situar a Neymar en la derecha. Ancelotti, sin Cristiano, asumió riesgos y mandó a su equipo arriba con Isco en el centro del campo, Di Maria en la derecha y Bale en la izquierda.

Ninguno de los dos equipos llegaba en buen momento, el del Barça incluso en el peor momento desde que el proyecto comenzó en verano de 2008 de las manos de Pep Guardiola. Sin Copa de Europa, de forma bastante indigna, con la Liga muy cuesta arriba Martino tenía ayer la oportunidad de irse, si es que se va, levantando un trofeo como legado final. Su equipo, seis años después de nacer, está en descomposición absoluta. Por juego es ilógico competir, y por momento de forma el juego no da pie a exhibiciones individuales de los mayores talentos.

Sin el talento defensivo de Piqué y las molestias de Bartra el plan defensivo del Tata era, para empezar, pobre, aunque enfrente no estuviera el astro portugués su estructura defensiva era deficiente, a pesar del buen hacer de Bartra y en  su medida Alba. Y el partido comenzó con Neymar sacándole una amarilla a Isco pero rápidamente la capacidad de desborde y contragolpe de las bandas del Madrid pusieron en jaque el entramado defensivo del Barcelona. Una pérdida de Alves ante Isco en mediocampo, una transición defensiva muy pobre, Bartra no llegó al corte (una quimera), Mascherano perdido en combate y Alba acudió al cierre ante Di Maria, que con un disparo cruzado marcó el gol del Madrid. Pinto, desacertado, puso mano blanda y no pudo salvar a su equipo.

El Barça, con balón, tenía en Cesc como el centrocampista más participativo, y el más capacitado en tareas defensivas, pero el conjunto, el equipo, no jugó. Sencillamente se tocaba el esférico para abrir a bandas para los centros, mayormente de Alves y los despejes de Pepe y Ramos. Un plan estéril que concedía alguna que otra contra con Benzema bailoteando sobre la pareja Bartra, expeditivo por arriba, y Mascherano.

La primera parte pudo ser peor, pero el Madrid, a pesar de defender con solvencia una situación cómoda para sus intereses no generó excesivas ocasiones de gol para el latifundio que había entra la zona de Busquets y los centrales, hecho que refleja el miedo de la zaga a la velocidad de Bale y Di María al espacio. 1-0 al descanso y la sensación que el Barça sin balón era débil y con balón, inoperante. Ni por talento individual ni colectivamente se generó nada para sus delanteros. Neymar, incisivo, estaba siendo el más destacado.

La segunda comenzó igual de mal que la primera, pero sin encajar gol. Y en el 60’ Martino hizo gala de lo que todos sabíamos, Cesc sería el sacrificado por Pedro y devolvería a Neymar a la izquierda. Martino probablemente sea quien más haya creído en Cesc, y ayer el de Arenys estuvo correcto mientras jugó. Iniesta en mediocampo y Pedro desde la derecha jugando entre líneas, pero el primer disparo del Barça no llegó hasta el 64’ tras un chut de Bartra desde fuera del área. Hecho que resume la inoperancia de un modelo que fue el más exitoso pero que con el paso de los años es absolutamente insuficiente. Y mientras Messi acudía a la zona de medios a recoger el esférico y empezar a generar. Hecho que no llevó a cabo en la primera parte.

Y como Bartra fue el que tuvo la valentía de disparar Marc fue quien dio esperanzas a sus compañeros de poder despedirse con una copa con un cabezazo inapelable. El Barcelona empató después de conceder contras, disparos al palo y goles anulados. Así de resistente y competitivo es esta generación, que sin hacer nada, siguen de pie.

Alves, desafortunado ayer, volvió a perder el balón y causó una contra defendida únicamente por Mascherano y Bartra ante el velocista galés, Marc no hizo falta, se rompió, Pinto dio el primer palo y Gareth mató el encuentro. Un gol inadmisible a todas luces. Con empate en el marcador (dadas las circunstancias, gran resultado) ¿cómo es posible que se concediera una contra a uno de los conjuntos que mejor contragolpe tiene en Europa a falta de tan poco margen de tiempo? Neymar tuvo su ocasión pero el balón fue al palo. Ahí murió un equipo que empezó su historia en el mismo estadio cinco años antes, un final que redondea un legado inigualable y que muestra que ahora, ya, se debe llevar a cabo una profunda renovación.

Bartra jugó una final más que digna, era el joven debutante en una final y compitió correctamente en un contexto absolutamente desolador. El mismo, por cierto, en el que se encuentra Messi y el resto de jugadores. Hoy no es día para criticar a los jugadores, es el momento para analizar qué ha pasado para caer en este caos futbolístico y en verano actuar en consecuencia. Agradecer a todos su grandeza y competitividad, el haber creado el mejor equipo de la historia y el año que viene volver a empezar un proyecto nuevo, y serio, por favor.