Ayer se pudo haber ganado con comodidad, por ocasiones habría sido hasta lo más normal. Cuatro palos y otro portero al que hacemos internacional. El arquero celtiña estuvo espectacular. Y ahí va lo más positivo que leeréis hoy por ésta, vuestra casa: El Barça jugó un partido lamentable y aún así creó ocasiones para ganar ampliamente. Tiene arriba tres cracks que no necesitan de ingentes porcentajes de posesión, ni de rivales aculados, ni siquiera de un dominio continuo… Ni lo necesitan ni parece probable que se vaya a lograr todo ello. Asumirlo y entregarse a ellos es una opción que aún no se ha barajado.

Luis Enrique inició la temporada con libertad para construir un equipo. Comenzó desarrollando una idea que parecía tener clara. Llegó al Bernabéu y apartó esa -su- idea y a algunos jugadores con roles relevantes en ella. Ayer probó algo diferente con la baja de Iniesta y la rotación -o castigo- de Piqué. Y eso trataré de valorar, porque para explicarlo habría que entenderlo previamente. Y yo no soy capaz. Aunque sólo el tiempo nos confirmará si lo visto sobre el césped es el comienzo de algo u otro volantazo temerario.

Visionando el encuentro afloraban conceptos como anarquía o caos desde el minuto uno. Nada más lejos de la realidad. Los jugadores no van por libre. Siguen órdenes que perjudican muchas veces su lucimiento personal y no se ven recompensados por un rendimiento grupal satisfactorio. Se entiende que son obedientes porque de otra forma estos grandes jugadores jamás caerían conscientemente y con tamaña reiteración en contextos tan desfavorables para ellos. Esa insistencia en tratar de buscar ventajas en la salida con jugadores que no destacan en dicho arte es complicado de asimilar pero ayer además estaba Messi recibiendo por detrás de dos interiores proyectados que no aportan tan arriba; a veces tan abiertos y que no están a gusto, quedando además eliminados si el balón se pierde… Para más inri sospechan, por lo visto hasta ahora, que los partidos de enjundia los verán desde el banquillo.

Jugadores solidarios todos, que, impotentes, ven a sus compañeros en charcos de barro y no pueden socorrerlos, aunque les gustaría, porque ellos están tan enfangados o más. Esta angustia pude sentir ayer desde el sofá de ocho a diez en una noche bastante oscura. Arenas movedizas. Y un balonazo frontal, fácil, de esos que cualquier central (de los que tenemos en banquillo, grada o enfermería) ganaría con solvencia vuelve a costar un gol. En la foto sale Mascherano que no paró de solventar y corregir problemas ajenos todo el partido. Nolito que se marchó aplaudido puso el arte y Larrivey la coló.

De cara al futuro y mientras se resuelve la ecuación en medio campo sigue ilusionando, como comentaba más arriba, la tripleta atacante: Messi regateó, asistió y tuvo ocasiones. Neymar se estrelló contra los palos y contra su lateral que se movía entre la línea del bien y del mal como un gran funambulista y mejor defensor. Suárez no mostró todavía todo lo que es capaz de dar: pero asoma un crack diferente a lo que había y que realmente será un plus importante en este equipo. Recién está comenzando a jugar y a poder hacerlo durante 90 minutos. Está por ver lo que le lastra el nivel grupal en su adaptación y el propio estilo (sea cual sea), ya que, como a Diego Costa con la selección le puede perjudicar el tardar demasiado en recibir, aunque el uruguayo, un tanto impreciso ayer, cuenta con más recursos que el hispano brasileño.