«Me da igual perder de uno que de siete» decía Paco Jémez en la previa del partido de ayer por la mañana en el Camp Nou. Una vez finalizado el encuentro sostenía que “Lo que no nos sirve contra el Barça, nos sirve contra otros”. Entre medias un partido de fútbol que terminaba con un marcador de 6 a 1 favorable al Barcelona.

Pocos entrenadores dividen tanto como Jémez. Sus detractores volverán a decir que Paco con su planteamiento suicida volvió a llevarse una goleada ante el Barcelona, como tantas otras que ha recibido en el Camp Nou. Otros defenderán la idea del entrenador del Rayo, sus jugadores no tienen las características para plantear un repliegue como el visto en el Camp Nou hace dos semanas por el Málaga, el equipo no siente eso, no está acostumbrado y haberlo hecho en el estadio barcelonista tampoco hubiera sido sinónimo de sacar un resultado favorable. El Rayo ha sido fiel a si mismo y durante 45 minutos puso al Barça en aprietos, se jugó a lo que propusieron los vallecanos. En vista de que el Rayo buscaría tener el balón en campo culé y que presionarían arriba tras pérdida Luis Enrique puso en liza de interiores a Xavi e Iniesta -con el egarense como interior diestro- recordando aquel centro del campo que tiranizó la posesión y los títulos durante años. Su escudero en la medular fue Mascherano que estuvo regular sustituyendo al lesionado Busquets. Ni la presencia de Xavi e Iniesta hizo que el equipo tuviese el control del balón, aunque se puede decir que ambos entendieron el encuentro y jugaron un buen partido. Xavi puso su técnica al servicio de la verticalidad, en uno de sus pases a espaldas de la defensa rayista llegó el primer gol tras una finalización con el exterior de Luis Suárez. Ni con 1 a 0 el Barça estuvo cómodo, el Rayo salía con el balón controlado y conseguía rondar la portería azulgrana aunque sin demasiado peligro. En ataque el juego del Barça se basó en pases verticales buscando la espalda de la adelantada defensa del Rayo. Los receptores eran sobre todo un Pedro que supo leer muy bien los desmarque pero que no estuvo fino en la finalización y Suárez. En este escenario Messi no apareció mucho y sólo Iniesta con sus conducciones fue capaz de serenar el partido. El Barça llegaba al descanso con un gol de ventaja, habiendo podido marcar más de haber estado acertados pero sin tener el control del juego.

A los 4 minutos de empezar el segundo tiempo el Barça anotó el segundo gol y poco después el tercero en un penalty que dejaba al Rayo con 10 por expulsión de Tito. El partido no tuvo mucha mas historia, los goles fueron cayendo para deleite del público que festejó el hat-trick de Messi y el sexto gol con el que Luisito cerraba la cuenta. Podemos apuntar que la estrategia tanto defensiva como en ataque le está funcionando a Lucho, ayer Piqué marcó de nuevo a la salida de un córner. También me gustaría destacar el buen partido de un Mathieu que parece que le ha ganado a Bartra la lucha por ser el tercer central. Messi, que en la segunda parte estuvo mas suelto y participativo, ha vuelto a hacer otro triplete y repartido una asistencia aunque nos deja la duda del penalty -parece que tiene una losa encima cada vez que acude a los once metros-. Y por último destacar a Suárez que facturó dos goles y deja muestras de que la ansiedad que semanas atrás parecía atenazarle ha quedado en el olvido. Lo negativo que deja el partido de ayer son las ausencias por sanción de cara al choque contra el Eibar de los dos laterales titulares del equipo además de la cuarta tarjeta amarilla a Mascherano -a una de la suspensión-.

Sin partido intersemanal el culé mira con preocupación el choque de Ipurúa dónde el equipo llegará con bajas y con un ojo puesto en una semana clave con la vuelta de champions ante el City y el clásico en el Camp Nou. Retos que afronta con confianza tras una semana especialmente feliz para los barcelonistas en la que se clasificó para la final de la Copa del Rey y que se cerró con una goleada en una soleada mañana de domingo en un Camp Nou repleto de niños que deja al equipo líder de la Liga, algo que parecía muy lejano tras aquella noche lluviosa en San Sebastián.