Mañana se cumplirán 125 días desde la derrota de Anoeta y sí, yo fui uno de ellos. Fui de los que tras ese partido perdieron la fe en Luis Enrique y fueron críticos, muy críticos con el asturiano. Y no por esos 90 minutos concretamente -que también- sino por la trayectoria y sensaciones del equipo hasta esa fecha. No creía que esta temporada llegara a buen puerto y mira, a 270 minutos de una Liga, cerquita de la final de Champions y con una final de Copa en casa. Igual tendría que pedir perdón o renegar del argumentario utilizado en el análisis y la crítica al Barça de Lucho 2014 pero revisando lo escrito creo que no lo debo hacer. Posiblemente estuviera errado en mis apreciaciones o no era capaz de comprender la parte del proceso en la que estaba sumido el grupo entonces pero aquel equipo poco tiene que ver con la máquina competitiva actual y dudo -igual me equivoco- que alguien viera este final del túnel tras aquel partido contra la Real Sociedad.

Si el Barça ha cambiado desde aquella fecha también lo ha hecho la Real Sociedad de David Moyes. Por aquel entonces los guipuzcoanos estaban a tres puntos de la zona de descenso, asimilando todavía la salida de Jagoba Arrasate y esperando que el técnico inglés imprimiera su sello y reflotara el juego y ánimo txuri urdin. Con altibajos, sin acabar de definir totalmente ni un estilo ni una intención clara con balón y a base de resultados Moyes ha logrado ubicar a su equipo en media tabla, con 28 puntos conseguidos tras la victoria frente a los azulgranas en Anoeta. Así, que, una vez logrado el objetivo encomendado, la visita de mañana al Camp Nou es una oportunidad de  reivindicación tanto del proyecto inmediato como de los jugadores franquicia de los vascos.

La base sobre la que edificar la Real 15/16 parece bastante clara. Tras la salida de Bravo, la apuesta por Gerónimo Rulli parece haber sido acertada. Con 22 años, el argentino ha sido uno de los guardamentas destacados de esta temporada. Personalidad y completo en todas las facetas que en la actualidad se le exigen al cancerbero, sus pecados de juventud le han de servir para asentarse como baluarte txuri urdin el próximo año. Justo en el otro lado del campo encontramos la otra pared maestra sobre la que edificar la Real que viene. Carlos Vela, el hombre autosuficiente. Ese perfil de delantero-media punta capaz de amargar la tarde a cualquier defensa. Capacidad de desborde, conducción, remate e inspiración, el arma ofensiva a la que todavía no han sabido encontrar acompañante. El resto, en especial el centro del campo, será la asignatura pendiente de David Moyes para el próximo verano. La Real dispone en esa zona de jugadores muy capacitados para la asociación -Canales, Xabi Prieto, Granero, Rubén Pardo- pero debe existir una intencionalidad previa del equipo -y del mister- para potenciarlo y ahí el ex de ManU y Everton tendrá la última palabra.

Visita al Camp Nou sin urgencias, ante un Barça que viene viento en popa pero con una carga de partidos y de exigencia altísima. Ante la importancia de los tres puntos para los culés en su lucha por el título de Liga, Lucho decidirá si mantiene la base de su 11 o bien opta por rotar y dar descanso a un puñado de sus estrellas. Luego veremos si entre el proyecto Rulli y el autónomo Vela complican las cosas al líder.