UNA GRAN PUESTA EN ESCENA

Ni los más optimistas podrían haber imaginado un guión tan ideal del inicio de temporada oficial como el que se ha producido para el Barcelona Lassa tras la disputa de la Supercopa. El equipo de Xavi Pascual venció y convenció, derrotando primero a Herbalife Gran Canaria en semifinales y más tarde al anfitrión Unicaja en la final. Es prácticamente pretemporada, pero ha sido inesperado el comportamiento del equipo, con 80 minutos de baloncesto sin altibajos.

Si hay una cosa especialmente destacable de estos dos partidos es sin duda el nivel defensivo. Intenso y agresivo a partes iguales, cada individualidad ha sumado en esta faceta del juego hasta reducir a los ataques rivales, mostrando una preparación física impropia a estas alturas. La mejoría se ha plasmado especialmente en una línea exterior mucho más activa, donde la presencia continua de Pau Ribas u Oleson en el quinteto desde la posición de escolta ya es una garantía, a los que hay que sumar a Satoransky desde el “1”, la otra pieza básica de la defensa perimetral del Barcelona esta temporada. En la posición de alero sí se ha sufrido más, algo que podría ser una tónica habitual este año si Perperoglou no lo impide. El trabajo de los hombres de fuera lo han agradecido los interiores, que se han encontrado en posiciones más ventajosas para defender. Lawal ha exhibido en dos partidos lo que es capaz de aportar, mientras que Vezenkov en defensa también ha mostrado un nivel aceptable dado lo poco que lleva en el equipo.

Justamente el rendimiento de las nuevas incorporaciones constituye otra de las buenas noticias del fin de semana. Y empezando, cómo no, por el MVP del torneo, Pau Ribas. Se subrayaba en un texto anterior la necesidad de que el escolta gozara de un rol importante desde el principio para que ampliara en el Palau el estado de gracia en el que se encuentra desde hace bastante tiempo. Dicho y hecho. Xavi Pascual le ha dado galones desde el primer día y su gran Eurobasket ha tenido continuidad en Málaga. Estuvo férreo en defensa, descarado en ataque y acertado -6 de 8 en tiros de campo y 10 de 10 en tiros libres-. Carlos Arroyo es otra grata noticia. De él se duda de su edad y de su nivel a estas alturas de su carrera, pero no de su complementariedad con Satoransky, y es algo en lo que han sacado de dudas a los culés. Al margen del nivel que puedan ofrecer es evidente que son dos jugadores que se complementan a la perfección en la dirección del equipo. La genialidad, juego de pick and roll y capacidad de anotación del boricua se integran con la explosividad, defensa y polivalencia del ex de Sevilla. La pareja de bases promete.

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Quizá Perperoglou haya sido el nuevo con más dudas, aunque la final que hizo fue superior al primer partido. Conviene recordar que no es un jugador de grandes números sino alguien a quien juzgar en los partidos “de verdad”, que es donde se ha hecho un nombre en el baloncesto europeo. Con el griego pueden pasar dos cosas: que se acepten sus características con paciencia y en las citas importantes sea el jugador que fue fundamental en Atenas o que su mal año en Estambul no sea casualidad sino una señal de declive y decepcione. Esto último es algo que el Barça asume que podría pasar desde el instante en que Efes lo suelta el mismo año que propone su proyecto más ambicioso. Vezenkov no ha estado brillante pero se intuye un gran jugador detrás de esos 20 años. Serio en defensa y mostrando su talento en la faceta ofensiva, si se tiene paciencia con él estamos ante una realidad y no sólo un proyecto de gran jugador. Con Lawal se sabe perfectamente lo que hay. Gustará más o menos pero ha dejado claro que era un perfil que faltaba para complementar a Tomic y descargar de trabajo al de Dubrovnik. Queda la duda de Samardo Samuels, de saber qué quiere Pascual de él. ¿Partirá desde el “5”, desde el “4” o alternará las dos posiciones? Es algo que hubiera estado bien ver ya en Málaga.

La configuración de la plantilla ya invitaba a este pensamiento y en la Supercopa se ha empezado a confirmar: el Barcelona se suma a la tendencia de equipos triplistas. En estos dos partidos ha tirado más de tres que de dos puntos, y al margen de valoraciones más profundas sobre este asunto -algo que sólo se puede abordar desde el reglamento-, está claro que es una estrategia que se ha mostrado como efectiva. Sólo con ver a los vigentes campeones de Europa y NBA se justifica la apuesta. Todos los jugadores del roster anotaron desde el perímetro este fin de semana a excepción de los tres pívots, lo cual habla muy bien de la plantilla en este sentido. De la capacidad de Satoransky y Arroyo para generar espacios dependerá el éxito o fracaso de este órdago por los francotiradores. Los dos bases también pueden anotar desde fuera y contarán siempre con la ayuda de un center fijo dentro que contribuya al espaciado que el equipo necesita. Este sistema de cuatro hombres abiertos no es sino otra manera de potenciar al arma más mortífera del Barcelona, Tomic. La zona despejada para el croata es el principal objetivo de un Xavi Pascual que sabe que tiene en él a su jugador franquicia. Este año debería estar más liberado de responsabilidad, algo que ya se ha apreciado este pasado fin de semana. Menos jugadas para él y un protagonismo más coral, por no hablar de la presión que le resta el saber que tiene dos o tres hombres que le pueden dar un descanso de calidad.

La rotación de Xavi Pascual en estos dos partidos ha sido la más lógica en bastante tiempo, y no es casualidad que haya sido con Juan Carlos Navarro fuera del equipo. Es oportuno seguir subrayando que, junto a Arroyo, sigue siendo el jugador con más capacidad para crear, pero es indiscutible que absorbe de tal modo el juego que, cuando está mal -lamentablemente casi siempre-, perjudica al equipo. La gestión del rol del capitán no es un tema menor a tratar por el técnico blaugrana. La lógica de esta rotación no puede romperse para la entrada forzosa de un jugador que no está en plenitud de facultades. Si es capaz de alcanzar un buen nivel será más que bienvenido, pero siendo realistas y valientes con la situación del mito blaugrana.

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El título en sí significa poco, pero conviene contextualizar la situación, sobre todo comparándola con la de la temporada pasada. A estas alturas hace un año el equipo ya se había llevado un “sopapo” gordo, no sólo perdiendo el título ante el eterno rival sino con una dolorosa paliza. Levantar este trofeo a nivel de confianza es un plus que va a venir muy bien, aunque el efecto sería mucho mayor si el rival hubiera sido el conjunto blanco.

El pesimismo que había invadido a los aficionados culés tras el fiasco de la temporada pasada y un mercado veraniego bastante light ha desaparecido parcialmente. Lo cierto es que la plantilla 14-15 ilusionó a los seguidores blaugranas, y esta, que arrastra la desilusión del pasado, es ciertamente parecida incorporando piezas que, a priori, mejoran lo anterior, así que la lógica dice que si el roster pasado despertó expectativas este no debería ser menos. Esto es baloncesto, deporte. El viernes el barcelonismo no creía en su equipo y 48 horas después la situación dio un giro enorme. Pero esto no cambia la situación establecida. El Real Madrid sigue siendo el gran favorito a todo y está por ver si el Barcelona puede competir a su nivel, al igual que con otros colosos de Europa. Lo que cambia la Supercopa ganada es que esta dosis de realidad acaba con un esperanzador “pero”.