EL MÁS DIGNO ASPIRANTE FRENTE AL CAMPEÓN
Diego Costa fue, hasta hoy, el sistema ofensivo del Atlético de Madrid. El delantero acumulaba cabelleras, mientras su equipo pasaba rondas y Simeone era colmado de todos las alabanzas. La estructura defensiva más dominante de Europa, precisamente dominaba el continente al son de las cabalgadas del por aquÉllas jugador brasileño. Sin embargo, incluso en esos mejores momentos, los colchoneros no intimidaban al Barça ofensivamente. Era tan llamativa la cuestión, que los dos grandes éxitos ante los culés -el fastuoso 1-0 de Champions, y el exitoso 1-1 de Liga– si alcanzaron sin su concurso efectivo. El plan, por lo tanto, no siempre quedaba completo.
Pasa que sin un plan completo es muy difícil superar ciertos retos, y más si enfrente está el mejor y el que más daño te ha hecho. Por eso el Cholo sorprendió -y acertó- en el diseño previo del encuentro. La novedad inicial fue la entrada de Carrasco por un Augusto que aún no ha aterrizado con los dos pies en el Calderón, suponiendo una serie de cambios que repercutieron en ventajas para su equipo. Para empezar, el belga, junto a Torres y Griezmann comandaban una presión acompasada, no demasiado intensa, pero sí ancha y vertical que debía ensuciar la salida de balón del actual campeón de Europa. Esto descubría la primera parte de la idea: salir a buscar al rival, para poder robar y establecerse arriba. Una vez allí, el equipo podía ser vertical y ofensivo, pero como casi nunca la recuperaba, y pocas veces orientaba la salida, apenas lució esto.
No había problema, pues hoy los colchoneros lucían muchísima fluidez en su puesta en escena. Si la presión no funcionaba, la transición a una defensa zonal, de bloque medio a bloque bajo según fuese subiendo la pelota el Barça, era la segunda y certera fase a aplicar. En 1-4-1-4-1 -poner al portero hoy no es una licencia, leyó perfectamente los desmarques en diagonal de Suárez-, cerraban todos los pasillos internos forzando el error y recuperando la bola. ¿Y ahora, qué?, de nuevo fluidez en el plan: si había opción para salir, sobre todo con las tres balas situadas para poder cubrir toda la pradera que con Costa solo no podía, salía; si no, asentaba posesión con un Filipe Luis implicadísimo en labores interiores y a dividir el esférico.
El lector se sorprenderá de que, en cuartos de Champions, en el Camp Nou y tras tantas líneas invertidas aún no hayamos hablado del Fútbol Club Barcelona, pero la explicación es bien sencilla. Su arranque fue muy errático y muy condicionado por el segundo clasificado de la Liga. Su salida de balón era aseada, sobre todo por la técnica y por la confianza, pero el desarrollo más adelante no tenía continuidad. Luis Enrique, como si de Vincent Vega se tratase, espabiló al Barça como aquél con Mia Wallace al darle el chute de adrenalina. El equipo salió con otra intención, con otra pasión que en el Clásico -y con Messi en la derecha- pero el frenesí por momentos parecía demasiado, y las imprecisiones caían por goteo dentro de la telaraña rojiblanca. Por momentos parecía un juego de errores que nunca se llegó a producir y así el Atleti, dueño espiritual del duelo, golpeó primero en la primera llegada de Koke al área y con Torres aprovechándose de la mala posición de los centrales, demasiado abiertos.
Por éstas ya habían modulado su altura en el campo renunciando más a la presión y apostándose en bloque medio, y este gol, más quedarse con 10 redujo el plan. El botín ya estaba conseguido y el miedo -si se puede usar el término- condicionaba todo. Pero no había más problema: Lío demasiado alejado del área y -ahora ya- de la banda era el reflejo de un equipo que tenía balón sin peligro. La defensa zonal diseñada por Simeone recordó a la mejor suya de 2014, presentando dos alturas -una más que cuando Inter o Chelsea tocaron aquí la gloria-. El descansó llegó y la única desventaja era la numérica.
La reanudación continuó el patrón táctico pero ya no el futbolístico. Desde el inicio, apremiado por la necesidad del tiempo, del marcador y de la superioridad obligó al Barça a irse por el partido sin necesidad de ganar metros porque estos ya los había entregado el Atlético. Este hecho dio cierta comodidad a situaciones que antes no funcionaban. La ocupación de los espacios -al poder ocupar los espacios- dio raciocinio al Barça con Messi en el centro, pero ya en la medialuna, Alves de extremo en la derecha, estirando cual chincheta, y Neymar y Suárez ocupando el área. Este desarrollo fue acompañado de esa fluidez futbolística que solo los culés pueden alcanzar cuando entran en trance y la situación parecía irremediable. El rostro pálido ya sitiaba territorio comanche y la solución que encontró Simeone, lógica y quizá rentable, terminó de sesgar el plan: Augusto por Carrasco dio piernas y defensa pero limitó toda salida ofensiva.
El 1-1 y 2-1 fueron producto del asedio, del juego, de la fe y de los errores atléticos, llevados al límite por las ocasiones y hombres que acumulaba el Campeón. En la primera Suárez, libre de marca pudo contactar un rebote; en la segunda, el propio charrúa descargó y ahí la zaga realizó otro falló grave: en la pared todos los zagueros continuaron -o vigilaron- el pase, olvidándose del pivoteador que a la postre sería receptor.
Ventaja mínima para un Barça que, en 8 días, se verá si fue suficiente. Lo que se vio hoy es la claridad del segundo, del aspirante. Si asumimos que el primero es el equipo de la Ciudad Condal, el Atlético de Madrid se consolida como su principal enemigo, como aquél más capaz de desactivarle manteniendo las mayores señas de identidad posibles. Volvió a perder, como en los dos partidos de Liga, pero la victoria como aquellas veces volvió a estar muy cerca. Todo sigue abierto porque los dos, estando muertos, se han marchado muy vivos.
Alberto_Oute
Posted on miércoles 6th abril, 2016, 12:13pm
Para mí el Barça sí que afrontó el partido con la intensidad que requería un encuentro de gran importancia, algo que no ocurrió el sábado pese a no estar acertado en la primera mitad ni en fase defensiva ni ofensiva.
En campo propio daba la sensación en campo propio que con poco el Atlético podría dañar mucho. Además del gol, error en cadena de la defensa, mala colocación de los centrales, Piqué sale tarde al achique del hombre con balón y Alves ni acompaña la línea para tirar el fuera de juego ni se cierra para coger la marca abandonada por Piqué, recuerdo una ocasión de Griezman, una diagonal que acaba con una buena parada por parte de Ter Stegen.
En ataque salvo un remate de cabeza de Neymar Jr. por encima del larguero no hubo más ocasiones claras, ni con superioridad numérica.
Mención aparte merece la 2ª mitad, sobre todo hasta el empate, quizás lo mejor visto por el conjunto de Luis Enrique esta temporada. ¿El Atlético se metió tan atrás por estar con 10 o lo habría hecho igual?. Siempre quedará la duda. En esta 2ª mitad 3 hombres merecen especial análisis:
Por un lado el que fue el mayor agitador, el 11, Neymar acumuló un balón al larguero, otro cabezazo atajado esta vez por Oblak y un 2º disparo con rosca que se fue desviado por todo, además de sacar varias faltas y arrastrar defensores sobre su posición y habilitar balones a Messi, Busquets, Rakitic y en menos medida Alves.
El 2º hombre fue el capitán, tras una 1p no muy acertado (fallos muchos pases cortos fáciles, sin oposición y a menos de 5m) en los algo más de 35 minutos que estuvo sobre el verde, supo bajar y subir el ritmo de la circulación de balón, fue el agente encargado de dirigir las ofensivas de sus compañeros (creo recordar una jugada en la que tiene el balón en sus pies en las inmediaciones del área y con un gesto de la mano indica a Ney y Alba el movimiento que deben hacer).
El 3º es Luis Enrique, hizo los 3 cambios, (bien) y no demasiado tarde, con Rafinha buscó un jugador más que aportara desequilibrio en 1×1 y también de recorrido para complementar los movimientos de Alves y Messi. Con SR además de proteger a Busquets de una 2ª amarilla, dotó a la posición de Mediocentro de recorrido, conducción y una distribución más segura.
Y con Arda buscó dotar nuevos pulmones al mediocampo y quizás una extramotivación en el turco que no se pudo ver porque en el tiempo que estuvo en el campo apenas participó.
El partido deja sensaciones dispares para los dos equipos: para los locales queda el buen sabor de boca de la 2p en la que acumularon ataque tras ataque pero se «escapó vivo» el rival, un 3-1 sería casi definitivo.
El Atlético puede pensar que 11×11 ganó el partido, se lleva un resultado asequible para la vuelta pero estuvo a merced de su rival sobre todo la 1ª media hora del 2º acto sin capacidad de respuesta
Cerdido
Posted on miércoles 6th abril, 2016, 5:04pm
@Alberto_Oute
La intensidad puede ser que fuese la correcta, sobre todo en comparación con la del sábado. Pero yo vi al Barça algo pasado de rosca por varios motivos: tener que demostrar tras el clásico, el propio partido de Champions, la necesidad de atacar los espacios que sorprendentemente dejó el Atleti y luego el gol y la expulsión. De hecho, y como comentas en tu aportación, hay muchísimos errores en jugadores de gran finura técnica que yo creo que se debió a eso.
Sobre lo de si el Atleti se hubiese echado atrás con 11… es difícil, sí. La puesta en escena sorprendió y si bien es cierto que en el minuto 6 de juego ya no realiza la primera presión activa, y luego a partir del 15 8 y más con el gol) ya baja metros, seguramente no habría acabado en el repliegue tan bajo en el que acabó. Además, desde antes del 60 sin Torres ni Carrasco: o sea, sin salida.
En cuanto a tus nombres yo añadiría el de Alves, que poco hemos tratado en el análisis. Ojo, porque ya no fue solo la altura que adopta y que participe en los dos goles, es que directamente fue capital. Participó mucho, tomó muchísimas acciones correctas (combinando centro con pase atrás, con pared e incluso con algún regate) y además técnicamente tuvo su día. Fue fundamental.