Atacar las fronteras, conquistar la capital

En toda invasión bélica, siempre se empieza por el punto más alejado de dicho país, la frontera. Esto es de perogrullo, pero no. Atacar, debilitar la periferia, atraer las tropas de dentro para lanzar la ofensiva hacia la “capital”, el centro de todo. Algo parecido se puede ver en el fútbol. Equipos que genera y atraen desde fuera para finalizar y/o acelerar por dentro.

¿Pero esto no lo hacen todos los equipos? Si, finalizar solo se finaliza en un sitio, la portería, pero los mecanismos para llegar a ella son muy variados. Es por ello, que hoy intento analizar un poco la forma de atacar del filial blaugrana.

 

El coronel Pimienta

 

El filial blaugrana, como base de su ofensiva, suele dar mucho peso a sus jugadores más exteriores, sobre todo, extremos.  Estas alas, han ido modificándose a lo largo de la temporada, ya sea por lesiones, ya sea por temas meramente tácticos.

Al inicio de temporada, García Pimienta buscó un equipo abierto y alegre, sin complejos algunos. Para ello se valió de las dobles parejas que vs Ejea tanto me gustaron, Miranda+Ballou y Morer+Carles Pérez. La forma de atacar se basaba en la búsqueda, directa e indirecta de dichas zonas exteriores, para la creación de los espacios por dentro.

En el sector zurdo, la presencia y magnetismo de Riqui, permitía no solo poder tener “cerca” la recepción de Carles Pérez, sino también la cascada que creaban Ballou y Miranda. El pequeño interior, provocaba las presiones y soltaba, conducía y soltaba, generando esto en la mayoría de las veces, situaciones de 2vs2 en las que los culés recibían de cara y en forma de mini transiciones, algo que posibilitaba el ataque. Sin embargo, la falta de cierta pausa en esas zonas, provocaba pérdidas que habilitaban contragolpes rasos y aéreos, estando el equipo muy volcado, mal posicionados y con un mal cierre de la frontal.

Tras dos malos resultados, llega la primera victoria culé, con un juego bastante pobre, donde ya algo había cambiado. Pimienta frenó a sus laterales, y lo que muchas veces eran 3vs3 o 2vs2, se empezaba a convertir en 1vs2, donde Ballou, Kike Saverio o Carles, tenía que apañárselas para regatear y ejecutar acciones ofensivas por fuera. Sin embargo, la apuesta, seguía siendo el uso de extremos a piernas cambiada (Ballou en derecha tras la lesión de Carles o Abel algún partido de extremo izquierdo). Pimienta priorizaba la transición defensiva, colocando a sus laterales en escalones inferiores a sus extremos, para que ante pérdidas de balón, estos pudiesen tapar a sus pares y evitar salidas fuera de zona de los centrales, acciones que en especial, no le sentaban nada bien a Cuenca. Incluso en algún partido, se usó el recurso del central diestro Mingueza como lateral zurdo, la sangría en bandas estaba siendo constante

 

Ni cañón, ni puñal

 

En una guerra, ni todo está fundado en el uso de cañones, ni mucho menos, en el uso de pequeñas armas blancas, todo tiene un término medio. Este término medio, es el que, incluso a día de hoy, sigue buscando el técnico barceloní.

Tras el pase de las jornadas, se seguían variando los nombres, algunos hasta fuera de posición. Curioso es el caso del partido que enfrentó al filial amarillo y blaugrana. Hasta 6 centrocampistas en el equipo, con Collado y McGuane de extremo izquierdo y derecho respectivamente, y Ferrán Sarsanedas de lateral zurdo. Sorprendente la bonita manera de entenderse los falsos lateral y extremo zurdo del equipo. Ferran supo cómo y cuándo subir, algo que no se le presupondría en un primer momento.

 

 

Y bueno, llegamos al último partido, en el que el filial formó en sus alas con Miranda+Collado en el sector zurdo y Wagué+Carles en el lado opuesto. En esta disposición, Collado actúa de extremo zurdo, sin embargo, de facto, no llega a serlo. Alex abandona de manera frecuente la zona externa del campo para atacar ese espacio entre líneas entre central y lateral derecho, algo que tiene/debe ser compensado por fuera. En la otra orilla, Carles aunque puede recibir por fuera, tiene una gran sensibilidad para recibir por dentro.

Estas dos situaciones, necesitan de un foco externo que genere o atraiga. Es aquí donde reside parte del crucigrama culé. Si Collado y Carles tienden hacia el interior, esto favorece aún más la acumulación por dentro de jugadores, al estar también dispuestos a pierna cambiada los propios interiores, creándose un efecto embudo que es “fácil” de defender por la zaga rival. Esta tendencia interior, requiere de una gran movilidad del DC y de los jugadores alejados a la bola, algo que no siempre se consigue.

Las diagonales y recepciones de los interiores, requieren de un aliado externo, algo que tanto Aleñà, Riqui o Collado saben muy bien activar. Si os extremos pasan o están en zona interior, ¿Quién va a recibir esas diagonales? Pues sí, los laterales. Cuando Carles o Collado reciben y flotan hacia dentro, ¿quien le limpia del 2vs1? Exactamente, los laterales. Los laterales se antojan algo totalmente imprescindible en esta forma de atacar, ya que la calidad por dentro del filial es bastante alta.

En el partido contra el Cornellá, la actuación de los laterales se asemejan más a lo que quiere Pimienta, una subida comedida e inteligente. Miranda si supo interpretar muy bien esas situaciones, pero fue Wagué quien destacó más. El senegalés no es demasiado disciplinado tácticamente, no sabe interpretar como Miranda las subidas, pero el tipo está por encima de la categoría. Sus piernas, su físico le permite imprimir una velocidad e intensidad difícilmente defendible en esta división, creando un efecto cuchillo en cada una de las subidas. Está por ver cómo evoluciona el lateral derecho y que puede ofrecer con el paso del tiempo, pero bonita carta de presentación.

 

Veremos como sigue evolucionando el ataque del filial, pero a priori se antoja imprescindible una efectiva activación de los laterales. Pimienta, ¿abrirás las alas del todo? ¿Querrás arrasar la frontera? Al final, la victoria no es la capital, sino la formación, y que cosa más bonita, que un lateral del FCB se pueda ir acercando a la maestría en el timing de Jordi Alba.