Como es costumbre, suelo empezar los artículos con alguna referencia no futbolística, este no será el caso de hoy. Primero, plasmaré mi idea, luego intentaré dar un mensaje y explicar el por qué de este título, que lo tiene.

 

Hoy no voy a hablar de lo meramente futbolístico, de lo que se suele desarrollar en un terreno de juego, si no de la propia gestión de los canteranos, los pasos que van a dar.

 

El águila

 

Normalmente, y contrario a la creencia popular, el paso de los jugadores por las grandes canteras, suele ser muy duro. A nivel mental, es agotador, te exigen que seas el chaval de 14-16 y a la vez que te prepares para ser el de 22-24 años. Exigencia alta, competencia máxima, todo rodeado de un ambiente en el que casi cualquier problema se convierte en sonrisas y en “menos importante”, tu ya eres jugador del Futbol Club Barcelona.

Hoy en día, y gracias, el futbolista cada vez es más completo, su vida no es 100% futbol, se busca un desarrollo profesional, humano y educativo mucho más alto. Cada vez más se implanta la figura del psicólogo. EL futbolista no es solo un físico relleno de talento, es una personalidad que sufre si su compañero no está bien, si su compañero añora a su perro, si él mismo está harto de horarios inflexibles que quizás un niño no deba tener tan exhaustivamente. No quiero explayarme demasiado, así que os dejo este artículo .Sencillamente, reflexionad cuando pitéis o veáis un partido de chavales.

Pero dejando a un lado lo anterior, algo que quería y, creo, debería dejar claro, pasamos a lo meramente futbolístico. Cumples 16 años, y adquieres el derecho de tener un contrato profesional. 16 años, la época en la que yo casi jugaba a los Pokemon, el futbolista recibe ofertas mareantes y se encuentran en situaciones que trastocan una vida entera, la zona de confort, explota.

En esta edad, incluso antes, jugadores como Ilaix se encuentran jugando la Uefa Youth League, el máximo torneo de juveniles, con 15 años (¡!).

 

 

El inicio

 

Vamos a poner un poco en perspectiva el ascenso de un juvenil, y para ello voy a enfatizar en la figura de Carles Aleñà, ya que el ascenso de canteranos va camino de convertirse en auténticas locuras.

Aleñà afrontaría la temporada 2015/2016, como una de las más importantes de su carrera. Jugador totalmente destacado en su equipo, el Juvenil A, llegando incluso a los 6 goles en la Uefa Youth League, debutaría en Segunda B con el filial blaugrana, con 17 años, 7 meses y 24 días.

Una vez puesto en perspectiva este hecho, me centraré en lo que considero los pasos ideales de un canterano con gran proyección, incluso sin ella, simplemente las etapas a quemar.

En ese mismo año, Aleñà alternaría tanto Juvenil A como filial, llegando a la suma de 14 partidos jugados ese año en la Segunda División B.

 

El mantenimiento

 

 

Una vez finalizada la gratificante temporada 2015/16, comenzaría la 16/17, donde Aleñà ya tendría rol y papel de jugador del filial. Su etapa en el Juvenil, se había agotado, era hora de los mayores. Y esta temporada no podría darse con mayor beneficio hacia su propia figura. Temporada totalmente convulsa ante la infinidad de fichajes que se iban acometiendo en el filial.

Ante tantas idas y venidas, tantas entradas y salidas, el de pelos rizados se erigía como un jugador titular. 29 partidos disputados, 3 goles, y no solo eso, la experiencia, la mejora personal y futbolística. Esta división del futbol semi profesional es un auténtico infierno, el primer clasificado no sube directo. Aquí Aleñà viviría sensaciones, emociones que seguro fortalecerían su carácter y espíritu, se forjará aun más la figura del canterano, que a largo plazo acabará marcando.

Primer duelo por ascender, primer varapalo. Tras una agotadora temporada, el filial no ascendería de manera directa, se lo jugaba todo a la liguilla alternativa. La presión es asfixiante, el club lo apostó todo al ascenso, y ahí el joven Carles debía y tenía que dar la cara. Titular en ambos partidos contra el Racing, no le pesaría la presión. Y por fin, el ascenso, algo que narran sus protagonistas como algo totalmente inolvidable.

 

La reivindicación

 

Tras lograr el ansiado ascenso, llega la hora, el futbol profesional esperaba al filial. De nuevo, un año con demasiados fichajes y bajas, pero de nuevo algo se mantenía con respecto al pasado curso, Aleñà seguiría siendo la figura de aquel filial, la apuesta de Gerard López.

En este curso, Carles no solo es titular, con 38 jornadas disputas, sino que además acumularía un total de 11 goles y 4 asistencias. La estrella del equipo era él, la estrella de la Liga 123, casi que también (Con perdón de figuras como las del Cucho, Embarba, etc). Así mismo, Valverde le daría oportunidades en Copa del Rey, como aquella titularidad ante el Español de cuartos de final.

Aunque la temporada vivida por él sería totalmente imprescindible en su formación, erigiéndose como el líder del equipo y empujando a un equipo en una categoría durísima.

La Liga 123 te exige un nivel altísimo, un ritmo y presión agobiante, algo con lo que Aleñà debía convivir. Para más inri, el filial le daría muy poquito, equipo que no terminaría de despegar, con lagunas de juego bastante severas, algo que hizo que el joven talento blaugrana, se tuviera que disfrazar a veces de Messi. Todo ello, aunado a un cambio de entrenador. Todo redundaría en algo, la mejora constante del jugador.

 

El retorno

 

Pero no todo cuento tiene final feliz. El filial descendería de la tan añorada y buscada categoría de plata del futbol español. Además, Carles se lesionaría de gravedad, rotura del tendón del bíceps femoral de la pierna derecha, misma lesión que Ousmane.

Ante esta lesión, paciencia y trabajo en solitario. Cuando el primer equipo, su sueño y su destino de esta presente temporada, viajaba a Estados Unidos para realizar la tan ansiada pretemporada, el estaría en Barcelona pasando horas con los fisioterapeutas. Cuando jugadores como Riqui o Rafinha reivindicaban un lugar en los maltrechos corazones de los culés ávidos de cantera, la máquina de extensiones del gimnasio era su lugar. Cuando Valverde debía decidir el estatus de los miembros de la primera plantilla, él estaría corriendo en el campo de arena de la Ciudad deportiva.

Tras su recuperación, nada de ficha del primer equipo, al filial de nuevo a jugar. El jugador no diría ni media palabra malsonante, al verde a ayudar a sus compañeros de cantera, su misión, jugar para el equipo de su vida, aunque fuese de nuevo en segunda B.

 

Vuelve a volar

 

Todo el proceso vivido por Aleñà, bien podría resumir mi ideal sobre el ascenso de un canterano:

·       Quemar su etapa en el Juvenil A (sobre los 17-18 años en función del caso del jugador)

·       Jugar un año completo con el filial blaugrana en 2ªB y tener la suerte de entrenar con jugadores del primer equipo

·       Jugar uno o dos años completos con el filial en Liga 123, erigiéndose como pieza estrella o jugador con vistas a un futuro en el primer equipo. Además, entrenamientos asiduos con el primer equipo y algún partido con ellos.

·       Con la edad de 20-22 años, ficha de primer equipo y ser considerado como miembro de la rotación activa del plantel.

Una vez superada estas etapas, que vuelvo a decir son ideales y centradas en el caso de un canterano tipo “Aleñà”, el canterano deberá no solo recibir oportunidades, si no tirar la tal ansiada puerta de la titularidad.

En el caso que nos atañe, nadie sabe que pueda pasar en el futuro, pero hoy Carles, con ese precioso gol tras asistencia de Messi al Villareal, ha dado un paso, solo uno, pero quién sabe si este paso no es el primero de muchos, como en su momento daría Messi con el pase de Ronaldinho.

 

El significado

 

El título del artículo viene fijado por la propia vida de un águila. Este ave tiene una vida de unos 70 años. Sobre la edad de los 40 años, el águila si quiere seguir viviendo y reinando en los cielos en unas condiciones lo más óptimas posibles, inicia una etapa de cambio que durará 150 días.

El ave se desplazará a lo alto de una montaña. en la cual, durante este periodo sufrirá cinco meses de dolores donde mudará desde el pico a las plumas, para poder seguir viviendo 30 años más.

Parece que nuestro protagonista ha sufrido un periplo parecido con su inoportuna lesión y todo su proceso formativo. El sufrimiento aún seguirá (banquillos, gradas, no titularidades, etc), pero si todo sale bien, y el cuerpo del espigado de Mataró lo aguanta, el águila volverá a volar sobre el Camp Nou, y quien sabe, quizás para seguir guiando al resto de águilas y contando su experiencia, el club lo necesita.

Chicos de la Masía, si el águila lo pudo hacer, quizás ustedes también, solo hace falta tener la valentía y resiliencia del ave, amen de la suerte y oportunidad de triunfar donde algún día soñasteis.