ERNESTO, ¿ESTÁS DANDO PALOS DE CIEGO?

Por @PapitoOscar

El tercer año de proyecto suele ser el más complicado para cualquier entrenador de un equipo top y Ernesto no es excepción.

Es el curso donde se define el culmen de un proyecto o bien la caída sin paracaídas del mismo. El entrenador intenta siempre dar una vuelta de tuerca a sus sistemas, a su gestión, intenta no “aburrir” tanto a sus jugadores, como al entorno, que ese desgaste casi natural que se produce en las relaciones personales, en el día a día, suponga nuevos retos que permitan oxigenar la mente del futbolista.

El giro que parece haber dado Ernesto en esta temporada es hacia el juego de posición. Siempre se ha achacado a este equipo que, tras la marcha de Guardiola, el gusto por la pelota seguía existiendo, pero sin embargo ese juego de posición que el futbolista de la cantera mama desde categorías inferiores, se diluía en la nada cuando del primer equipo se hablaba.

El talibanismo para con el fútbol ejecutado por el equipo de Ernesto ha sido muy duro estos años. Bien sea porque el perfil del futbolista contratado no parecía encajar con el modelo de la casa, bien porque su fútbol directamente aburría, a la par que no seguía los preceptos del manido juego de posición, santo y seña de identidad culé. Y todo esto con el añadido de caer siempre en la eliminatoria definitiva de Champions de una manera bastante desastrosa. Cuando un equipo cae honrando a su fútbol, siempre te queda algo a lo que agarrarte, algo que te puede servir de referencia para no salir de nuevo mal parado en un envite similar. No es el caso. Las (no) ideas se repiten y al no existir esa referencia en el sistema, cualquier vicisitud, normal en este tipo de eliminatorias, resulta un muro de inabarcables dimensiones, difícil de abarcar. Se pierde por la cabeza, sin duda, pero sobre todo se pierde por fútbol. Y sin esto último, este episodio puede entrar en bucle.

Entendemos que es esto justo lo que intenta evitar este año el máximo responsable futbolístico del equipo. La máxima que el fútbol es de los futbolistas, no ha lugar a fisuras, pero también es importante que no derive en una trampa que nos impida ver el objetivo final; jugar bien. Existen dos tipos de enfoque para dar un salto de calidad en este equipo; bien sea mediante un entrenador de élite que le otorgue empaque y empuje a nivel técnico y de gestión de grupos. O bien la apuesta clara por nuestra propia identidad, más como una manera de diferenciarnos desde la competitividad que te da este modelo, que por puro estilismo.

Se ha fichado poco, pero se ha fichado bien. Griezzman arriba y De Jong en el medio, están llamados a ocupar dos puestos titulares en este equipo. Y Ernesto pretende volver a los orígenes de este equipo y su fútbol identitario, aunque eso pueda provocar semanas de oscuridad donde no se sepa bien a qué se juega antes un modelo mal ejecutado. Pero la apuesta es atractiva y valiente; volver por la senda del sobado hasta la extenuación “ADN Barça”, pero no porque quede bonito, sino porque, como una vez dijo Pep Guardiola: “Es el camino más corto para volver a ganar”…