Setién y su libreto en el Barça

Quique Setién llegó en enero al Barcelona para suceder al mediocre legado que le regaló Ernesto Valverde. El equipo jugaba mal sistemáticamente, lento a más no poder, Ansu Fati como elemento revulsivo y gran herencia para el cántabro y fuera de rol y posición a los dos grandes fichajes: Griezmann y Frenkie de Jong.

Quique tenía ante sí el reto mayúsculo de coger a un gigante con pies de barro que no asume ni su decadencia ni tolera la agresividad y la valentía para romper con las rutinas. Por un lado los resultados, no dejaba de ser un equipo que estuvo a 45’ lamentables de Anfield de conseguir seguramente el triplete, no permitían ser alegre con las decisiones y las figuras del equipo son auténticas leyendas de un club dirigido por gente que vendería a su abuela por un plato de lentejas para seguir aferrado al poder y que ha dado a los jugadores todo el poder del mismo.

Nada más llegar intentó reflotar a Umtiti, dio sus minutos a Riqui Puig para ganarse las simpatías del respetable (Valverde lo tuvo en el B durante toda la primera vuelta) e intentó implementar una especie de defensa de tres centrales en salida de balón con Sergi Roberto jugando de especialista atrás para contribuir en la circulación desde la base. La derrota en Mestalla y la mala dinámica de juego acabó con los experimentos.

Setién después de la pandemia

Antes del parón los resultados no estaban siendo especialmente destacables (líder en liga, eliminado en la Copa del Rey y 1-1 en Nápoles en la ida de octavos de la Champions) pero tampoco catastróficos. Mismas rutinas, misma dinámica a la asociada a Ernesto y realmente con la liga en disputa y dos puntos de ventaja contra el eterno rival.

La realidad es que durante el mercado de invierno la dirección deportiva, o quién quiera estar al volante de lo perpetrado durante ese lapso temporal, vendió a Carles Pérez (jugador con minutos en la parcela ofensiva), Abel Ruíz y cedió al Betis a Carles Aleñá. A cambio de incorporar a Braithwaite procedente del Leganés en febrero porque inexplicblemente, visto lo visto, Dembélé sufrió otra lesión importante y dejó al equipo con tres delanteros del primer equipo para otras tantas posiciones más Ansu Fati. Una planificación negligente que descapitalizó a nivel deportivo la plantilla para maquillar balances financieros acabó con un delantero de un equipo candidato claro al descenso teniendo importancia en un club proyectado a ganarlo todo.

En este contexto, con una plantilla corta, Setién tuvo todo el parón y un calendario absolutamente cargado para ir cambiando y dando oportunidades a Riqui Puig, Araujo, Collado o Monchu. Araujo un partido y minutos sueltos y la presencia de Riqui en algunos partidos importantes han sido la gran novedad de Quique durante estas semanas. El equipo lo agradeció por el aire fresco aportado y la movilidad y buen juego. Pero el cántabro, a pesar de estar cerca de perderlo todo, incluso su trabajo, no va a querer ofrecer al sucesor una mínima base sobre la que empezar una reconstrucción más que necesaria. Tantas alforjas para acabar siempre al punto original con Piqué, Busquets, Alba, Messi o Suárez. ¿Te valió la pena todo, de verdad, Quique?