Bartomeu: De Lisboa a las elecciones

@Joanbarriach

Lisboa 2020 fue el final del principio. El peor de los escenarios se vieron en Da Luz contra el Bayern. No hubo ni orgullo, amor propio ni dignidad para morir con los honores que esta generación merecía. Y enfrente no hubo compasión, vieron un cadáver putrefacto enfrente muy gordo y decidieron despellejarlo sin misericordia. A un gigante, si lo ves así, debes rematarlo.

Las principales consecuencias del desastre de Lisboa pasan por la destitución de Setién, la continuidad de Bartomeu y su junta directiva para terminar el mandato, el anuncio de un nuevo entrenador y la convocatoria de las elecciones durante la primera jornada en el Camp Nou en Liga a partir del 15 de marzo de 2021. Abidal, que ya vio que iba a ejercer el rol de sicario de la junta para ir dando bajas en la plantilla ha decidido irse antes de que le echaran. En pleno mes de agosto, a menos de un mes de empezar la temporada 20-21 el Fútbol Club Barcelona se queda sin un director deportivo al uso y, si había estrategia, queda ésta al mando del tótem Bartomeu y de Ramon Planes.

En estas elecciones el actual presidente no puede presentarse, pero sí puede preparar el terreno para un candidato continuista cuyo nombre hoy es desconocido y maquillar o arreglar las cuentas para salvar su patrimonio y su gestión económica y financiera. La gestión deportiva queda dentro de la parcela adscrita al caos, tirar para adelante como buenamente se pueda y dejar un solar para el sucesor. Sin cantera, talento envejecido para la élite, política de fichajes errática y mediocre y pérdida de la dignidad mínima institucional requerida para una institución que se autoproclama “Més que un club”.

¿Se puede hacer caer la directiva antes de las elecciones?

Legalmente se puede. La vía más clara según los estatutos del Barcelona es impulsar una Moción de Censura contra la directiva. Para ello deben reunirse las firmas de un mínimo del 15% de apoyos de la masa social del Fútbol Club Barcelona (aproximadamente son 16.000) en un margen de tiempo de 14 días hábiles. Desde la nueva reforma estatutaria (se amplió del 5 al 15%) tramada por Sandro Rosell y sus compinches sacar adelante la moción es muy difícil.

Otras vías ya pasan del cauce legal y estatutario, pero forman parte del día a día en nuestra sociedad, como es la de conseguir una serie de apoyos mediáticos lo suficientemente potentes que ejerzan la presión para que Bartomeu y su junta se vean en la obligación de dimitir en bloque. Escenario improbable a día de hoy.

¿Quiénes serán los próximos candidatos?

Confirmados:

Víctor Font: Su principal carta de presentación es ir con la figura de Xavi como entrenador y tótem de toda su estructura deportiva. A día de hoy sería la más rupturista en relación a la actual junta y al pasado más reciente.

Agustí Benedito: Ya se presentó en las elecciones de 2015. Entonces, su principal argumento contra la candidatura de Bartomeu era la vergüenza del patrocinio de Qatar al Barça. Se desconoce con qué apoyos contará, pero sí parece que quiere iniciar otra aventura en solitario para llegar a la presidencia.

Pendientes de confirmar:

Joan Laporta: Presidente desde 2003 hasta el verano de 2010. En su momento fue la oposición más firme y fuerte contra la figura de Josep Lluís Núñez. Representa la figura más radical y fiel a Cruyff y a su filosofía de juego. Cuenta con importantes apoyos y detractores. Perdió en 2015 contra Bartomeu.

Emili Rosaud: Fue directivo de Bartomeu hasta que estalló el BarçaGate (el escándalo sobre las campañas financiadas por el club para difamar a activos y empleados del club, defender al presidente y atacar a los principales opositores a la junta actual). Representaría la figura continuista pero crítica con las formas de hacer actuales.

Jordi Roche: Figura vinculada a Sandro Rosell. Representaría el continuismo más próximo al expresidente del Barça. Hasta ahora no ha aparecido en los medios. Rosell sí lo hizo para confirmar que no quería presentarse él mismo pero que sí quería participar en el proceso.