Riqui Puig como excusa de mal pagador
El Fútbol Club Barcelona, en diciembre de 2020, no tiene ni rumbo, ni dirección ni camino más allá de la mera supervivencia deportiva. No hay a quien rendir cuentas ni hay mayor tarea que sumar puntos cueste lo que cueste. Sin el itinerario que cualquier club profesional traza para llegar a su fin Riqui Puig se ha convertido en la excusa de mal pagador y argumento para todo. Si es un filtrador con contactos en el entorno culé es inválido porque su presencia resulta nociva para el porvenir y estabilidad de un vestuario afectado por el desastre de Lisboa. Si no es él y resulta que hay otros chivatos que han formado parte de esta dinámica autodestructiva entonces ya no resulta un problema para Koeman y la pervivencia de su cargo, de lo que se supone que es un proyecto y una estabilidad extraña en la que no hay a quién rendir cuentas hasta que el socio no escoja presidente el próximo 24 de enero de 2021.
A nivel deportivo es difícil, para no decir imposible, valorar cual es el nivel competitivo real que podría ofrecer Riqui Puig en primera división en un Barça siendo pieza importante del primer equipo. Oportunidades escasas, de escasa entidad y en contextos muy concretos (partidos decididos o sentenciados sin margen de maniobra en el que “sólo” se puede hacer ver que eres brillante, pero con escaso valor conclusivo) que no sirven para hacerse una opinión plenamente formada acerca de su importancia y potencial.
Lo que sí podemos valorar es ver qué rendimiento están ofreciendo figuras mucho más testadas en la élite, consagradas y con un status muy por encima del de Riqui o Aleñá. Juegan en otras divisiones. Son figuras que hoy están fracasando estrepitosamente y no están sirviendo para dar al Fútbol Club Barcelona el rendimiento mínimo exigible acorde a la envergadura de la entidad. Ni Frenkie de Jong, Sergio Busquets, Miralem Pjanic, Philippe Coutinho, Antoine Griezmann u Ousmane Dembélé están ofreciendo el rendimiento esperable y exigible para lo que demanda el Barça. Por múltiples motivos y con el contexto referido a cada caso la realidad es que con estas figuras los resultados no son acorde a lo mínimo exigible para un Barcelona.
Vistos los resultados, el juego y el rendimiento ofrecido el argumento contra Riqui Puig o Carles Aleñá pierde peso. Ni se puede decir abiertamente que malmete contra la integridad del vestuario, aunque lo hiciera, cuando en el mismo hay otras figuras que puedan ser igual de dañinas y nocivas, ni que su rendimiento o nivel sea tan inferior que sea insostenible cuando los titulares ya están demostrando que su rendimiento es claramente insuficiente e inadmisible en un club como el Barça. Y puede ser perfectamente que Riqui no sea válido, que las expectativas generadas en su trayectoria con el filial no respondan al mínimo exigible, pero será una inversión más que rentable porque su coste es muy bajo y actualmente los resultados ya demuestran sin dudas que, simplemente, con lo de ahora no sirve ni da para conseguir resultados. Y yo, si he de morir, prefiero caer con los míos, porque conviene recordar una vez más que esto es el Futbol Club Barcelona, y al Barça se le debe respeto, aunque la entidad con Bartomeu olvidara esto.