Vicky Losada, ¿el debe de Lluís Cortés?

Vicky Losada confirmó oficialmente la semana pasada lo que ya se venía rumoreando en fechas pasadas, su marcha del Barça al finalizar la presente temporada. La histórica capitana del equipo y con una trayectoria impoluta en el club azulgrana decidió dar por finalizada su vinculación contractual con el equipo un año antes de su finalización de contrato para buscar un nuevo destino donde disponer de más minutos y protagonismo de los que ha gozado esta campaña.

La realidad es que el equipo ha cuajado una temporada excelente y las tres centrocampistas titulares (Patri Guijarro, Alexia Putellas y Aitana Bonmatí) han bordado el fútbol y legitimado cualquiera de los minutos que han disputado desde el principio hasta el final. Son auténticas estrellas del fútbol europeo, realidades más que consagradas y tienen un presente y futuro realmente prometedor. ¿Hace esto de menos a Vicky Losada? No, al contrario, se refleja que delante suya ha tenido a tres jugadoras a un nivel excelso, de las mejores en sus respectivas posiciones y que seguro tendrán llamadas de los mejores equipos del continente, o de la liga americana, para hacerse con sus servicios.

Losada ha sido importante en el día a día de la liga para Lluís Cortés. Jugadora de rotación y para entrar en segundas partes o ser titular en partidos de menor importancia y dar descanso a alguna de las titulares habituales. Su rendimiento en su rol ha sido impecable y poco reprochable, incluso sería plausible que hubiera tenido algo más de importancia en las principales eliminatorias de la Champions porque su nivel también ha sido destacable.

¿Entra en el debe de Lluís Cortés el que Vicky haya decidido irse por la falta de oportunidades?

Por una parte sí, sí podría haberlo gestionado de otra forma para mantener viva la llama de la ilusión de Losada en seguir al menos hasta el fin del contrato, pero la realidad también es que el equipo ha firmado una temporada cuasi perfecta, ha obtenido el triplete y hasta la final de la Champions se llegó a un nivel físico y psicológico del colectivo realmente importante. Ante esto se hace imposible decir que Lluís se equivocara. Su trabajo como entrenador es el de dar las herramientas para que las jugadoras consigan y obtengan los resultados exigibles y gestionar a un grupo humano de élite de unas 20 personas. Lo primero, los números mandan, lo ha hecho a la perfección; y lo segundo, es inevitable que haya jugadoras que acaben descontentas por la falta de oportunidades, es fútbol y forma parte de lo que es competir en la élite.

En definitiva, las decisiones tomadas por ambas partes son respetables, comprensibles y justificadas. Vicky saldrá en busca de un posible último gran contrato en Inglaterra donde tendrá seguramente más protagonismo en un equipo Champions, estará cerca de su pareja y a priori podrá volver a sentirse futbolista en plenitud y a Lluís Cortés, con los resultados en la mano, poco se le puede reprochar.