Ni siquiera necesitó estar bien. Porque Neymar, desde que ha regresado de su lesión, no lo está. Está lento, física y mentalmente. Pero en el Etihat entró al campo en el minuto 74, y le dio tiempo a crear más de un disgusto a la zaga local y a fabricar el gol que marcaría Alves. Y todo desde la banda derecha. Nadie diría que el su mejor perfil, pero lo cierto es que se le vio cómodo. Su compatriota le ocupa la cal que él no quiere, y además, como lo que el desea es irse hacia dentro y para eso la posición de extremo izquierdo se lo pone más fácil que el derecho -por eso de jugar a pierna cambiada-, en sus minutos en banda derecha lo que hizo fue no jugar en banda. Y Neymar, libre, por concepto de jugador, es una pesadilla para el City. Un City que sufre en transición defensiva, que se desorganiza a campo abierto y que regala demasiadas ventajas a espaldas de sus dos pseudo-mediocnetros. Si a eso le añadimos que cuando apareció el brasileño, sobre su perfil los ingleses destinaban a Clichy y a Lescott, la mezcla resultó ser explosiva.

No tan explosiva como para liquidar la eliminatoria, pero casi. Toca jugar la vuelta, y Neymar acude a la cita sin que esté clara su presencia. Lo lógico sería pensar que sí, pero entre el delicado momento del equipo y las dificultades para encajar las piezas ofensivas, no sería nada descartable que Ney interpretara el mismo papel que en Manchester. Entrando desde el banquillo, el Barça seguramente no tenga a un jugado más capaz para revolucionar un encuentro, y esto en Champions vale doble. Si es con marcador en contra, por puro talento y habilidad en los espacios reducidos, y si es con viento a favor y ante un rival abierto… es fácil imaginar el estropicio. Todo eso sin el cansancio en las piernas que sí llevará el resto.

Sin embargo ante el City, Neymar es un argumento en cualquier contexto. Es el tipo de jugador que Pellegrini no quiere enfrentar. El futbolista que esconde balón, que mezcla la verticalidad con la pausa, que busca el espacio que queda justo en medio de los dos centrales y los dos mediocentros, y que desde ahí se asocia con el resto. El tipo de futbolista que mueve el esférico donde el City no lo alcanza. A vueltas con su posición, si es titular lo normal es que lo sea en la izquierda o en la derecha. Sorprendería mucho cualquier otra cosa. Si se sitúa en el perfil zurdo, implicaría que Iniesta no figura entre los tres de arriba y de ahí saldrían varias consideraciones, pero la presencia ahí del brasileño sería una amenaza a la espalda de Navas y Touré, y un desmarque interior a la izquierda de Zabaleta. Eso y cambio de orientación, lance que hace sufrir mucho a los skyblue, y que con la conexión Neymar-Dani Alves el Barça podría explotar.

¿Y en la derecha? En la derecha algo parecido a lo que vimos en la ida, salvo que en esta ocasión es de esperar que Pellegrini salga con dos puntas y que donde entonces estuvo Clichy ahora esté Kolarov. Tampoco el serbio se reencarna en el mejor Abidal cerrando la banda. Lo que sí parece prácticamente seguro es que el central que caiga a ese perfil será Lescott. El mismo al que Ney dejó en evidencia en el segundo tanto del Barça en la ida. Sin Demichelis y demasiadas dudas sobre Nastasic, o El Ingeniero inventa con Richards o Javi García, o no tiene otra alternativa que el ex del Everton.

De una forma u otra, el dorsal 11 del Barça volverá a pesar en la eliminatoria. Ya lo hizo en la ida -y no de manera superficial- y entonces llegaba más justo que ahora. El Camp Nou da espacios y nos imaginamos que Pellegrini, a regañadientes, también. Espera el bálsamo de los cuartos de final.