Los números son demoledores. Cuatro partidos de Liga con Claudio Bravo bajo palos y uno de UCL con Marc Andre ter Stegen de cancerbero, cero goles recibidos. Algo que hace unos meses parecía una quimera.

Mucho tiene que ver en ello el sistema defensivo culé, las precauciones de Lucho, los interiores -Rakitic en especial-, los rivales y, claro está, los propios porteros. Ambos poco exigidos han solventado sus contadas actuaciones con nota -3 paradas de mérito de Claudio por 1 de Marc Andre- y sin ningún error de bulto. Con Jordi Masip en proceso de recuperación, el debate, discusión o comentarios que rondan al aficionado es cuál ha de ser la apuesta definitiva de Lucho esta temporada o si dividirá apariciones según competición -en sus declaraciones negó este extremo-.

A falta de argumentos estadísticos hemos de fijarnos en detalles, detalles que dentro del ecosistema Barça dejan de serlo: seguridad, manejo de la espalda de los centrales-área y control-golpeo de balón.

Bravo vive cómodo dentro de su área pequeña tanto en fase defensiva -pegado a la cal- como en ofensiva -al borde del área pequeña-. Desde ahí logra dominar su rectángulo pero no la espalda de la defensa, como ocurrió contra el Levante en más de una ocasión, siendo palpables sus dudas posicionales a la hora de cubrir esa parcela. En cambio, ante el Villarreal, esa querencia hizo que firmara su mejor actuación, puesto que de reflejos y lectura de golpeo va sobrado. Bueno técnicamente con el balón y preciso con el desplazamiento, el espacio de tiempo que va desde el primer control a la toma de decisión ante presión alta es inconsistente y lenta, pudiendo facilitar la continuidad de dicha presión, como ocurrió en tramos del encuentro contra el Elche o Athletic Club. También es cierto que esa supuesta inseguridad que transmite no ha hecho mella en sus compañeros, donde sigue siento un vértice más de los triángulos, pero sí ha empezado a calar en sectores de la afición.

El partido de ter Stegen contra el Apoel fue el más cómodo aunque con acciones que dejaron claro el carácter y confianza del joven alemán. Más allá de la tapada con mano izquierda al final del partido que salvó los 3 puntos, la relación de Marc André con los exteriores del área grande fue más ortodoxa que la del chileno dentro de la doctrina blaugrana. Tanto su despeje de cabeza en el balcón del área como su posicionamiento cuando atacaban sus compañeros serían más “valdesianos”, generando mayor confianza a sus centrales. Añadido a esto, vimos también en una falta lateral su intención de ir a buscar el balón aéreo, cosa necesaria para intentar minimizar las carencias ABP que los últimos años nos traen por la calle de la amargura. En cuanto al golpeo y gestión del balón tendremos que esperar, ya que los chipriotas en ningún momento incomodaron y exigieron a MAtS.

Ahora Luis Enrique tiene la pelota en su jardín. Quería competencia bajo palos y la tiene. Las lesiones allanaron el camino a Claudio en este arranque de temporada y tras sus actuaciones parte con ventaja. ¿Pero qué son los réditos del pasado en un equipo de Lucho? Nada. A más de uno en la plantilla le ha quedado claro.