Messi, el enésimo fracaso de Bartomeu
En un 2020 aciago sólo faltaba la última, que el líder espiritual del Barcelona que aún resistía a esta directiva, el mejor jugador de su historia, el capitán del equipo y mejor futbolista decidiera, a sus 33 años, irse del Barça. Leo Messi se hartó, lideró con todo, a su manera, bien, mal o mejor, al equipo y al club. Y al final se rindió. En el tramo final de su carrera, en las últimas bocanadas de fútbol que le podían quedar en las piernas, en su cabeza y en su cuerpo, decidió que no quería darlo para el club que se lo dio en su día todo más allá del dinero. Leo Messi se va del Barcelona dirigido por Bartomeu, heredero de Sandro Rosell. Antes echaron a Cruyff como a un perro y Guardiola se fue también hastiado de una directiva egocéntrica, cobarde y ruin que quiso demostrar que ellos podían llevar al éxito deportivo sin tener que pasar por los discursitos del sistema, el juego de posición y estas pedradas mentales que pregonaban los ya mencionados antes.
Bartomeu, responsable final y último del fracaso deportivo sin paliativos ni matices de esta temporada, no quería pasar a la historia como el presidente que vendió a Messi. Para evitar esta imagen le dio todo a Leo. Un contrato a medida para que el jugador pudiera irse libre en 2020 (en base a las informaciones publicadas en varios medios de comunicación se entiende que tenía esta posibilidad) o en 2021, un sueldo de mejor jugador de la historia y futbolista con el salario más alto del planeta fútbol y el rol de líder único de un vestuario que fue perdiendo talento cada año mientras los grandes secundarios de lujo fueron envejeciendo sin que la directiva interviniera ante el evidente declive del equipo.
Que Messi haya tomado esta decisión ahora no es un problema. Se podría plantear incluso que para la entidad su ida sea necesaria y positiva para encauzar definitivamente una profunda reestructuración del equipo que los resultados así han reflejado. La catástrofe de Lisboa no debería sólo saldarse con la cabeza de Setién, el último en llegar y el primero en ser cortado. La cuestión interesante es plantearse qué ha llevado a Messi, que ha aguantado el declive posterior a Guardiola, la decadente última temporada de Luis Enrique y el mero ejercicio de supervivencia con Valverde y Quique Setién a irse así y ahora. ¿Qué retuvo al crack argentino entonces para seguir aquí, en su cénit, en un contexto poco favorable y que ahora, en otro parecido aunque posiblemente peor, se haya rendido? ¿El dinero? ¿La ciudad? ¿el vestuario? ¿el proyecto deportivo? ¿la ambición del club? Hoy, lo que se sabe, es que ni el dinero que todo lo puede según los representantes ESADE, es suficiente. A Messi, si sólo quedaba el dinero como argumento de peso para querer seguir, ya no le sirven ni los ceros.
El resultado final de este culebrón va a acabar en un club secuestrado por una dirigencia en la que el adjetivo elogiable ha sido destruido por su obra, sin proyecto deportivo, sin ambición, sin respeto a uno mismo, sin capacidad de mirar a años vista para planificar una plantilla y ahora, además, sin Messi. Leo habrá y ha cometido errores, incluso algunos realmente graves y censurables como el haber callado después de la catástrofe de Lisboa. Su responsabilidad como capitán y líder espiritual era dar la cara, pero después de todo lo que ha sucedido no puedo sino plantear cómo se ha tolerado y dirigido desde los responsables de la entidad hasta ese punto de no retorno al que se ha abocado al club.
Messi, realmente, ya no importa. Aunque decidiera seguir ante la falta de alternativas en su situación y teniendo como referente 2021 como posibilidad de irse completamente libre, Leo no dejará de ser el último genio que los amigos Rosell y Bartomeu han llevado al extremo en el que mejor fuera que en el Barça. Y es su responsabilidad, es su culpa y a ellos deben ir dirigidas las críticas, aunque Leo cometiera errores graves. La magnitud del desastre llega y se origina en los señores de corbata, en el palco del Camp Nou, y se apoyan en las redacciones de los principales periódicos deportivos de la Ciudad Condal.