El Barça femenino post triplete ha empezado la temporada a un nivel extraordinario, acorde al nivel de una plantilla completa y a las exigencias que se han proyectado a un equipo que representa mejor que ningún otro el orgullo del barcelonismo. Nada se puede reprochar a un grupo que ha empezado con 18 goles en tres jornadas, tres partidos invicto y líder por la diferencia de goles.

A pesar de esto las sensaciones que está transmitiendo el equipo dirigido por Jonathan Giráldez es de absoluta suficiencia y de comienzos en los encuentros tranquilos y con poco vértigo. Control ofensivo, pocas opciones al rival para atacar pero sin demasiado brillo y ese aura de “ya caerá el gol”. Contra Granadilla fue una media hora con las tinerfeñas aguantando atrás “sin sufrir” en demasía, contra el Betis casi toda la primera parte hasta que se perforó las redes del rival y este sábado otra vez sin brillantez hasta que un error de la guardameta che permitiera abrir el tarro de las esencias de Alexia Putellas.

Por un lado es evidente la superioridad manifiesta del Barça ante la gran mayoría de rivales de la Primera Iberdrola. Tod@s saben que es muy superior y que lo normal es que gane y golee porque, sencillamente, son mucho mejores. Son más fuertes, más rápidas, más técnicas y hasta más guapas que las de enfrente y los resultados y partidos están siguiendo un mismo patrón: Comienzo sosegado, rival replegado y a la espera de una contra o una acción a balón parado para hacer daño, ataque del Barça por inercia sin excesivo peligro pero siempre merodeando el área rival hasta que al fin se marca el primer gol.

El Barça, desatado

Una vez se adelanta en el marcador los partidos ya no tiene historia ni rival enfrente. El Barça marca, golea y disfruta. Sin dejar opciones ni de pasar de mediocampo los rivales viven minutos de sufrimiento en su área intentando contener las grietas de agua que sufren con un conjunto que va sin miedo y con el marcador a favor, como si tras avanzarse ya no tuvieran cuerdas que las ataran.

El dilema que queda para jornadas ante rivales de mayor entidad es saber con qué versión va a jugar el femení. ¿Será la versión más conservadora y tímida de los comienzos o sabrá sacar el ritmo vertiginoso y hambriento de la pasada campaña? Por ahora el Barça de Jonathan no ha sufrido en casi ningún momento de los partidos disputados, pero con empate transmite menos sensación de peligro aunque tod@s sepan que, efectivamente, el gol “va a llegar”. Faltará ver si este Barça va a tener la capacidad de desatarse cuando delante se encuentre el Arsenal de Miedema, un Atlético renacido y siempre competitivo o un Real Madrid recuperado.