Barça y Atlético de Madrid han sido dos de los grandes dominadores en cuanto a títulos y fútbol en Europa en los últimos tiempos, y los dos han llegado ahí del mismo modo aunque con distinto sentido: apoyados en un férreo tacticismo. Los culés con un juego de ataque coral basado en el Juego de Posición y los colchoneros con un repliegue medio (o bajo) apoyado en diversas ayudas y vigilancias. Dos caminos muy distintos pero que parten de la misma naturaleza futbolística. Dos manuales futbolísticos que han sido presentados hoy en el Camp Nou, a pesar de la fecha, con todas sus virtudes y defectos.

Acto 1: el no-partido

El Cholo Simeone hizo olvidar a sus jugadores que aún estamos en agosto quitándoles cualquier opción lúdica sobre el terreno de juego. Repliegue bajo, dos líneas de 4+5, mucha intensidad y de entrada una renuncia casi total a la transición ofensiva: a competir.

La respuesta del Barça de TataMartino ante esto fue el plan de siempre aunque con ciertas matizaciones, casi todas ellas en la derecha. Ya que el Atlético a penas atacaba, Alves pudo situarse prácticamente como un interior más e incluso proyectándose muchas veces a la zona de extremo. Con este movimiento a dos alturas desplazaba a Xavi a zona de mediapuntas y a Alexis al espacio del delantero centro, completado el dispositivo Messi, que caía en esa banda para recibir más cómodo. Así, a pesar de lo escrito siempre, la banda fuerte del equipo culé volvió a ser la derecha, quedando la izquierda como zona de desahogo (envíos de Piqué a Neymar) o de sorpresa. La ausencia de Iniesta pudo marcar más esta tendencia, ya que en su lugar jugó un Cesc con mucha movilidad que ocupaba todo el eje de la línea de mediapuntas, jugando con Xavi entre las líneas que dibujaba el Cholo.

Sin embargo, y a pesar de lo que pueda parecer, estos dos dibujos llevaron a que no hubiera juego en sí, a que no hubiera partido. Demasiado tacticismo. El plan del conjunto colchonero era ese. Conscientes de que el 1-1 de la ida les tenía a un solo gol de ganar el título decidieron que en los primeros 45’no pasase nada a no ser que la espalda de los interiores culés lo permitiese, algo que como ya es conocido, ocurre mas de lo deseado. Por su parte, el juego de posición culé volvió a ser un problema para sus propios ejecutores. Todas las jugadas están mecanizadas, telegrafiadas y conocidas por lo que es necesario ejecutarlas con una precisión técnica muy alta y con una velocidad al mismo nivel. Lo primero más o menos se pudo conseguir; lo segundo no. Así el Barça tenía la pelota, el Atlético de Madrid dominaba los espacios. Empate a 0 al descanso y el campeón de Liga sin haber chutado entre palos.

Acto 2: el partido

Ocurre que aunque el partido no era del Barça, el título si lo era, así que en el segundo tiempo Simeone les pidió un pasito más a los suyos. Los carriles laterales culés eran demasiado hermosos como para no ir a por el título así que el Atlético salió a hacer daño. Estiró algo más sus líneas y acumuló a más jugadores en campo contrario regalando espacios a cambio de más balón y peligro sabiendo que el Barcelona no castigaría eso. La primera y segunda línea defensiva culé era saltada con mucha facilidad y fueron la presencia de Valdés culminada con una segunda parada espectacular y las grandes actuaciones individuales de Piqué leyendo y de Masche anticipando las que salvaban al Barça en este momento. Además, la réplica de los azulgrana era muy tibia ya que el contragolpe era a penas inexistente. Aquí es necesario un inciso. Los culés con Neymar y Messi pueden ser de los más peligrosos al contragolpe e incluso debe ser un filón a explotar, pero si estos los llevan Busquets y sobre todo Xavi, van a quedar reducidos a la mínima expresión, como ocurrió hoy. La secuencia de pases en campo propio impidió siempre esta posibilidad, siendo solamente real cuando Alves, que no está tan dotado técnicamente, era quien explotaba la pradera que en este contexto aparecía en su banda.

De todas formas, y como ocurre siempre, estos planteamientos no son infinitos y más en agosto. El Atlético claudicó físicamente pasada la hora de juego y el Barça empezó a encontrar los espacios y el tempo siendo superior en el momento en el que dejaron de ser iguales. Le sirvió este lapso para no pasar apuros y para incluso poder llevarse el partido, como ya ocurrió en la ida, pero que no disiparon las dudas que dejaron todos los minutos anteriores.

El Barça ganó un título, con cierto sabor especial ya que consagró a Xavi como el más laureado de la historia, pero que deja atrás cierto poso amargo. El equipo sigue mostrando ciertas deficiencias que van más allá del estado físico actual o del cambio de nombres y roles. Se mostraron dudas sobre el idioma estructural del Barcelona, sobre su excesivo tacticismo que le condena a ser perfecto para poder ganar cualquier partido. El detalle es importante: estamos hablando de perfección para ganar, semana a semana, con el desgaste y riesgo que ello conlleva. Los rivales conocen cual va a ser el paso de la jugada culé en todo momento, y solo si esta es ejecutada con precisión puede llevarse a cabo. Hoy, con un porcentaje altísimo de posesión en campo contrario, se volvió a ver, repitiendo patrones problemáticos que llevamos viendo año tras año. El primer paso de la solución parece conocido por todos, pero debe conllevar muchos más movimientos y decisiones. El Tata debe identificarlos (lo hará seguro) y atreverse a realizarlos. De lo contrario este título será comienzo y final.