Todos sabemos que el Tata no ha aterrizado en un club fácil. A veces entrenar a los que durante años han sido considerados los mejores jugadores del mundo, primero genera unas expectativas muy altas, pero es que además parece implicar en este caso, que el modelo de juego es indiscutible.

Si a esto le añadimos la curiosidad de que los (el) refuerzo que ha llegado este año, no parece haber sido medido por la necesidad puramente deportiva del equipo, sino por una decisión estratégica de club, mercado o como lo queramos llamar; tenemos un problema.
Es decir, el modelo no se discute, pero en vez de darte los mimbres para reforzarlo o al menos para que no se debilite, te pongo la guinda del pastel, aunque no sepamos ni de que sabor es el mismo.

Pero Martino está demostrando ser un entrenador muy inteligente, que está marcando los tiempos perfectamente. Vayamos al partido de hoy, el cual se empezó a jugar el sábado; Xavi, el hombre que hasta ahora lo había jugado todo con el Tata, no iba ni convocado. Y los primeros cuarenta minutos de partido le dan la razón, probablemente en ese tiempo no sólo hemos visto el mejor fútbol azulgrana en lo que va de temporada, sino que hemos entrado en un pequeño túnel del tiempo; a esto apunta este equipo, esta es la manera de cerrar la puerta al pasado y apostar por un nuevo Barça.

En relación a esta primera parte destacar que el medio centro jugó de medio centro, los interiores de interiores e incluso Messi volvió a ser Messi… esto que pudiera parecer normal, apenas había ocurrido en este equipo en los primeros cuatros partidos de competición. El Valencia planteó un partido a correr, presionar arriba, intentando dificultar la circulación de balón azulgrana. Pareció curioso que ante dicha presión y cuando saltar líneas de pase era una práctica habitual en el equipo azulgrana, en esta ocasión ocurrió lo contrario; tanto Busquets en primera línea como Cesc Fàbregas en tres cuartos, adquirieron protagonismo en la transición ofensiva azulgrana.

No se entiende muy bien una presión alta y mantener en flotación tu línea defensiva, lo cual incluía ceder tu espalda, y eso con un Leo y sobre todo con un Neymar que entiende picar detrás de la defensa perfectamente, es lo que puso en práctica el Valencia, suicidándose. Y así ocurrió, Leo ha vuelto, ya sea en conducción o al espacio combinando con su socio favorito, el de Arenys, el arma más precisa que ha inventado el fútbol moderno ha vuelto a demostrar hoy que, si está fino, es un jugador literalmente imparable. Su hattrick en la primera parte nos parece hasta algo normal, cosa de genios, normalizar lo extraordinario.

Capítulo aparte merece Neymar, que el brasileño es un jugador desequilibrante lo sabíamos todos, que es un paradigma del fútbol asociativo, lo estamos viendo cada domingo. Todo ello a una velocidad solo al alcance de los elegidos. Martino poco a poco, igual que ha hecho a la hora de darle la titularidad, irá limpiándole la cal de las botas al once y cambiándoselas por las alas de la libertad. No es un secreto que de la inminente asociación entre los dos genios, pende bastante del éxito de este Barça 2013/2014…

Cesc Fàbregas es, probablemente, uno de los jugadores que mejor entienden que un campo de fútbol tiene cuatro líneas que lo delimitan. Es curioso que el jugador más vertical del equipo, con el permiso de los dos genios, sea el que mejor se maneja en el eje horizontal. Su primera parte de hoy ha sido un clinic de cómo se debe transicionar en el fútbol moderno; un creador de ventajas para sus compañeros de forma continuada y todo a la velocidad necesaria, solo hace falta revisar los tres goles para entenderlo.

No es casualidad que sin Xavi en el campo, haya vuelto la mejor versión de Busquets. Hoy el de Ciutat de Badía ha vuelto a ejercer de mediocentro, no era un jugador que tenía que “desaparecer” en transición ofensiva, sino más bien lo contrario, casi todos los balones eran mejorados por Sergio. Y como en este siglo XXI no debemos diferenciar ataque de defensa, hoy Busi ha vuelto a ser el rey del tackel y la anticipación en medio campo. Termómetro fidedigno de que el Barça estaba funcionando.

Pero no está de más recordar que el fútbol es un juego, y a veces en el juego entran factores incontrolables, y de esa manera llegaron los dos goles que metieron de nuevo al Valencia en el partido. La habilidad de Postiga en el remate y nuestra quizá sí, carencia en el juego aéreo, hicieron el resto. 2-3 al descanso y todo por decidir.

La segunda parte expuso las carencias o digamos las debilidades de un sistema que aun tiene bastante por pulir. Hasta esta segunda parte, Mascherano no había tenido que corregir ningún balón a la espalda de Piqué, pero desde el comienzo de esta segunda parte se vio que los laterales tan arriba, seña de identidad de este equipo, iban a hacer correr a Piqué y al jefecito hacia atrás más de la cuenta.

Y así fue, el partido se abrió y aunque Leo hizo lo posible por cerrarlo y por demostrarnos que ha vuelto el mejor jugador del mundo, el partido terminó con cierta sensación de incertidumbre y de que cualquier resultado podría haber ocurrido. Por cierto, partido en el alambre y tres canteranos al terreno de juego: Tello, Dos Santos y Sergi Roberto, por este ordern. El Tata no cuenta con todos solo de boquilla…
Bueno, realmente todos sabemos que cualquier resultado no se podía haber dado, porque en la portería hoy el Barça tiene un auténtico comodín; el, probablemente, mejor portero del mundo.