El Juvenil a la fase final de Nyon

Jugarte el pase a la fase final de la Liga de Campeones a partido único en casa, suena apetecible, pero sobretodo si estás en edad de juvenil, esconde alguna contrapartida. Tienes una presión que tu rival no tiene, para un partido al que, además, rodea una expectación con la que no convives semana a semana. Al equipo de Jordi Vinyals se le notó en el arranque, y el Arsenal no fue inocente en esta circunstancia.

Con un poder físico superior, intimidó a la salida azulgrana. Situado en un 1-4-4-2 en el que Gnabry jugaba bastante libre junto a Akporn, apretó arriba y de forma intensa. El agujero estaba a su espalda, pues seguía manteniendo atrás a 4 o 5 hombres, pero el Barça no tuvo la paciencia para encontrarlo. Tras alguna imprecisión en el pase fácil, a los azulgranas les entró la prisa por superar esa primera línea gunner, y trataron de dejarla atrás ya con el primer pase. No salió, bien porque el pase más inmediato suele ser el más sencillo y eso implicaba dársena a un compañero también marcado, bien por que las prisas ni dejaban ajustar al pasador ni perfilarse del todo al receptor.

El Arsenal, pues, a base de recuperar antes de que los locales cruzaran la divisoria, embotelló al Barça atrás. Apenas llegaron balones a Adama y Munir en estos compases iniciales. Los de Vinyals sólo descansaban en las botas de Maxi Rolón. La banda derecha gunner, ocupada por los ex-culés Toral y Bellerín, mandaba al centrocampista hacia el centro y proyectaba al lateral. Ahí Maxi debía seguirle y lo hizo, se desfondó en la tarea, de modo que pudo contactar con el balón desde bastante atrás y tratar de llevarlo arriba.

En esta fase del partido, jugando en campo rival, los visitantes bailaron al son de Zelalem, un futbolista delicioso con un sentido en el juego muy difícil de ver en jugadores de su edad. Casi siempre bien situado y dando continuidad a la combinación, el alemán se movió por todo el ancho para que la posesión gunner no bajara el ritmo.

Pero en estas, en una jugada prácticamente aislada, el Barça encontró el gol después de que un rechace del meta golpeara en el cuerpo de Munir. Cambió el partido. El Barça ganó seguridad y se concedió el tiempo que no se había concedido antes para superar la presión del rival. Como en la zona había más culés que futbolistas del Arsenal, terminaban por encontrar al hombre libre y salir. Ahí el Barça tuvo un problema con sus interiores (los dos) y es que siempre estuvieron demasiado lejos del juego. Aún así Adama, apuntando lo que sería su segunda mitad, juntaba y desequilibraba. Pero fue el Arsenal quien encontró el premio del gol, y con empate se llegó al descanso.

Tras el entretiempo, entre la entrada de Kaptoum por Huertas, el gol de Adama y la expulsión del portero visitante, pusieron muy de cara el partido para el juvenil azulgrana, pero el penaty fallado les bajó de la ola. De todos modos, el Barça era superior y encontraba facilidades en el juego. Kaptoum ayudó a Enguene que mejoró por mucho sus primeros 45 minutos, el equipo jugó más arriba y empezó a surtir de balón a Munir y Adama. El extremo, al que no pueden parar ni en Segunda, hizo toda una demostración de condiciones. Además, con marcador en contra, el Arsenal concedía espacios.

Aunque los ingleses empataran a menos de diez minutos para que terminara el partido, el Barça jugaba en bajada. Kaptoum primero y Adama después, sellaban la clasificación. Tambien merece mención Moha. Entró en el segundo tiempo por un generoso Maxi Rolón, y frenó lo justo las contras azulgranas para que a la postre fueran más rapidas. Dio la pausa suficiente al contraataque para que los espacios se agrandaran, y la mayor calidad individual de los atacantes culés, se impusiera en el desorden.