Jugar en París con un lateral derecho de «segunda categoría» no es una situación cómoda. El Barça, como si no fuera a tener ya bastantes dificultades de por sí, se va a encontrar con un Alves que no va a poder jugar -sancionado y encima lesionado-. Esto hace que Luis Enrique deba mirar hacia el banquillo, donde las opciones son algo escasas; no por cantidad, si no obviamente por calidad. El partido de Dani Alves el fin de semana ante el Sevilla fue un portento: su talento con el balón hace que sea un activo valioso a la hora de activar la circulación y defensivamente, en partidos top, no le suele perder la cara a los encuentros.

Es cierto que en Rondo Blaugrana ya hablamos de los laterales a comienzos de temporada pero vamos a centrarnos en esta situación concreta: está claro que no todo es de color de rosas, ya que sabemos de las dificultades de Alves defendiendo atrás por norma general -¿sigue siendo problema suyo o quizá el sistema tenga algo que ver?- pero de todas formas sus prestaciones siguen siendo superiores a las de Martín Montoya, gran candidato a ocupar el puesto de titular a partir del verano que viene aunque no por méritos propios. Sabemos que era un jugador correcto, de esos que te sumaban siempre un 6 o un 7 por partido. Tras varias temporadas a la sombra de Dani, sigue sin parecer preparado para dar ese paso. Dubitativo, como ese toque de más que siempre da en sus acertadas subidas y que estropean su buen timing para incorporarse al ataque. Atrás, nada que no hayamos visto en este Barça estos años: rápido, sí, pero mal colocado y no demasiado acertado defensivamente.

La siguiente opción bien podría ser Adriano, que va camino de ser un jugador al que puede que se le haya cumplido su tiempo en Barcelona. Es cierto que no dice ni una mala palabra a pesar de no jugar demasiado, pero cuando lo ha hecho esta temporada más que sumar ha llegado a restar. En izquierda -aunque no sea la banda que nos interesa- chocando con Neymar y entorpeciendo la circulación; en la derecha, de nuevo interiorizando pero en momentos equivocados y con poca clarividencia, llegando incluso a “atascar” el carril en el que juega. Pero a pesar de todo tiene muchas opciones de jugar: cosas del fútbol. Ahora vendría el pobre Douglas, del que no hay mucho que hablar. Su nivel está lejos de la élite, defensivamente parece que no tenga conceptos y en ataque, debido al miedo escénico que parece que haya padecido en los cuatro ratos que ha jugado, tampoco ha sabido marcar la diferencia.

Esto nos deja otras opciones algo menos probables, como pueden ser la de utilizar a Mascherano como lateral derecho, posibilidad que más de una vez se ha comentado como opción defensiva. No parece que esta vez vaya a ser el caso, ya que es posible que juegue como central, pero como muro -ante un Pastore que cada vez está más entonado en Champions- no se puede descartar. Quizá la alternativa menos plausible, pero que también hay que sopesar, sea la de Bartra. Jugó una vez de lateral derecho hace ya cuatro años, en su debut con el primer equipo de mano de Pep. A partir de ahí todo lo que ha venido lo ha jugado de central. Si su ímpetu ya le suele meter en problemas en el centro de la zaga, en un lugar tan desprotegido como el lateral sus salidas a presión o sus arrancadas podrían meter en un problema al equipo, además de que no es algo que se haya testeado con anterioridad esta temporada.

Como última opción Lucho podría sopesar una defensa de 3, pero no nos engañemos: son unos cuartos de final de Champions League. Aquí ya nadie arriesga, nadie suele innovar. Los equipos aprietan los dientes y compiten, compiten como no lo han hecho en toda la temporada. Y dentro de lo que puede pedir un partido tan exigente como este ante el PSG -de nuevo, cuidado con eso- seguramente nadie tenga una opción que calme los nervios de los más inquietos. Por eso, sea cual sea el jugador que acabe ocupando el flanco derecho en esta ida, será el menos malo, que no el bueno. Al fin y al cabo es en partidos como este cuando la gente reconoce la importancia de que juegue o no un tal Dani Alves.