Tras el partido de ayer, parece claro que la apuesta final de Lucho para el tramo decisivo de la temporada irá de la mano del 1-3-4-3 de las últimas semanas. Queda la duda de si, en escenarios especiales (tales como vs Juve o en el Bernabéu) la disposición no sufrirá variación alguna y si, en fase defensiva, se torna a defensa de 4 con el hombre bisagra o se mantiene esa línea de 3. A uno le cuesta imaginarse un Barça tan expuesto y asumiendo tantos riesgos frente a equipos con capacidad para aprovechar esas facilidades. Quizá durante este parón, el cuerpo técnico sea capaz de encontrar la manera de equilibrar algo el equipo, haciéndolo más fiable y minimizando las debilidades actuales.

El Barça repitió el XI que obró la remontada hace unos días, manteniendo a Masche, Piqué y Umtiti como línea más retrasada con puntuales ayudas de Rakitic en el lateral derecho. El resto, fiel a lo visto durante las últimas semanas: Rafinha estirando en derecha, Ney agitador en izquierda y Leo mediapunteando con libertad total.

La mejoría culé en ciertos aspectos del juego contrasta con las deficiencias más pronunciadas en otros, una especie de vasos comunicantes que impiden dominar sino todas, la mayoría de fases del juego. El 1-3-4-3 ha logrado hacer dudar al rival en cuanto a ir a presionar arriba en salida de balón. Siguen existiendo problemas, claro, pero esta distribución permite encontrar al hombre libre con mayor facilidad, sea mediante la paralela de Iniesta en banda, arrastre del central o diagonal del interior. El rival, si quiere mantener esa presión 1 contra 1, debe exponer todavía más ya que las bandas las ocupan los extremos, obligando a sus laterales a ir hasta zonas muy alejadas. Además a por Leo debe ir uno de los centrales, quedando el otro mano a mano con Luis Suárez.

Esta distribución espacial tan equilibrada, que ocupa por fin el sector derecho, da sus frutos también en el ataque posicional. Mayor amplitud y circulación de balón que permite generar en los costados situaciones de desequilibrio para los extremos, para disfrute de Neymar, el más beneficiado de todo este cambio.

Por contra, se han acentuado dos carencias a nivel colectivo, y ambas son muy preocupantes. La activación de Leo en zona central resulta cada vez más complicada. Messi debe retrasarse un mundo, llegando a la espalda de Busquets, para ejercer de interruptor ofensivo, con descargas a los costados para conquistar el área en zona de remate. Si tiramos de memoria, el juego interior durante este tramo de temporada con el 343 se ha reducido a la mínima expresión.

La segunda, y la más visible ayer, fue la transición defensiva. El Valencia, con poquita cosa (incluso en inferioridad), salía con facilidad mediante un pase vertical y velocidad. No necesitaba más elaboración. ¿Y eso a qué se debía? Pues a mi entender por dos motivos. El primero es la disposición de la línea de 3 defensiva culé, muy abierta, abarcando mucho campo, lo que dificulta manejar los espacios concedidos y los carriles entre hombres. Los centrales abiertos quedan alejados de Piqué (y al revés igual), obligando a tirar de velocidad, característica que no es la principal en esa línea. La segunda es la «velocidad» de ataque, la pausa y la no pausa, que Busi tenga incidencia en la recuperación o no. Si el Barça alarga su fase ofensiva la calidad de la transición defensiva mejora, puesto que en muchos casos no es necesaria ya que el robo tras pérdida se produce en muchas ocasiones. Si por contra, los ataques son rápidos el equipo (en especial Busquets) no está equilibrado ni ordenado. En este sistema los interiores son muy verticales. Tanto Rako como Iniesta pisaron mucha área ché durante la primera parte. Si Busquets no es capaz de contener esa salida solo, la exposición es tremenda.

La primera parte acabó 2 a 2. Se adelantó el Valencia gracias al remate de Mangala en un córner volviendo a cuestionar la fiabilidad a balón parado de los blaugranas. Un gol de pillo de Suárez y un penalty anotado por Leo (con expulsión de Mangala) daban la vuelta al resultado cerca del 45, si bien a Munir le dio tiempo de volver a igualar el marcador tras una performance defensiva colectiva del Barça bastante bizarra, regalando metros a sus espaldas como si fuera Navidad.

En el segundo acto apareció el que yo denomino, el Barça de desfibrilador. Un partido roto, de idas y vueltas, donde cada ataque culé era casi ocasión manifiesta de gol y cada contra valencianista (recordemos que con 10) olía a peligro. El aficionado asistía incrédulo al espectáculo: parecía increíble no marcar, parecía imposible que no acabara marcando un rival en inferioridad. No fue hasta el 89 cuando André Gómes se estrenaba con la azulgrana tras jugada espectacular de Neymar por banda izquierda, llevando la tranquilidad al Camp Nou.

Este mambo futbolístico, de ida y vuelta, sí logró activar a Leo. Cada recepción suya ahora sí disponía de espacios para gestionar, y bien que lo notó y disfrutó el argento. Si esta es la manera de activar a Messi que ha encontrado Lucho, nos vamos a divertir una barbaridad, tanto como vamos a sufrir. Un Barça de montaña rusa, donde las áreas (el punto fuerte de este equipo) dictarán sentencia. ¿Será suficiente para todos los rivales?

LAS NOTAS

MAtS (6): Poco pudo hacer en ambos goles

MASCHE (6): Las salidas valencianistas eran al espacios, impidiendo lucir su anticipación.

PIQUÉ (7): El más seguro de los 3 de la zaga

UMTITI (6): Con algunos errores posicionales en las contras valencianistas. Su velocidad no fue suficiente para enmendarlos.

BUSQUETS (5): El dilema de Busi en este contexto es enorme, y le afecta en todas sus acciones, tanto ofensivas como defensivas

RAKITIC (5): En el costado menos productivo tuvo poca incidencia.

INIESTA (6): Algunos síntomas de mejoría pero sin continuidad.

LEO (7): En la segunda parte pudo cabalgar por el prado.

RAFINHA (5): Menos útil que otros partidos.

SUÁREZ (9): Clínic de 9 anoche en el Camp Nou. Para repasar todos sus movimientos

NEYMAR (8): El jugador más desequilibrante del equipo.

SERGI ROBERTO (6): Se ofreció en su rol de interior pero no le vieron.

ANDRÉ GÓMES (6): El contexto es cada vez más complicado para este chico. A ver si el gol le ayuda