A nadie se le escapa que el verano de fichajes del Barça ha estado protagonizado por la decepción. Decepción que cuando creíamos que Verratti acabaría aquí, el centrocampista que llevamos años necesitando desde la marcha de Xavi, al final el PSG se llevara a nuestra estrella incipiente, Neymar.

Decepción porque con el dinero de Neymar sonaban los Dembélé, Coutinho, etc… y solo llegó el primero.

Y por último, decepción, porque los nombres que al final aterrizaban, parecían pequeños dado el universo en el que supuestamente se mueve uno de los equipos top del mercado internacional. Quizá deberemos de empezar a replantearnos esta última premisa.

Sea como fuere, Semedo, Paulinho y Deulofeu, a Ousmane le dejamos fuera de esta ecuación, pues su inoportuna lesión nos impide valorarlo, no han aterrizado del todo mal en el engranaje blaugrana, aunque veamos uno a uno como han ido encajando…

Semedo, después de la rápida y sorpresiva adaptación de Umtiti el año pasado, ha sido uno de los fichajes más llamativos de lo que va de temporada. Se esperaba un lateral de un despliegue físico importante, donde con espacios y el pasillo de la cal libre, podía ofrecer todo su potencial en carrera, así como alguna carencia en el juego asociativo. Pero se ha convertido en un lateral que, obviando el impacto de Dani Alves, probablemente el mejor dos de la historia reciente azulgrana, y cuya sombra es muy alargada, está dando un rendimiento por encima de los esperado. Además tiene como relevo a la sorpresa de la temporada pasada, pero con suerte Sergi Roberto pasará a formar parte de la nómina de centrocampistas, más que de la de defensas.

El portugués está ofreciendo lo se esperaba, pero a esto ha añadido una interpretación del juego culé que, como comentaba, más recuerda al impacto sorpresivo del fichaje del central francés el año pasado, que a un mero complemento de la plantilla, tan solo para dar profundidad a esta; el lateral ha venido para quedarse.

Paulinho está cayendo de pie. El hecho de que las expectativas que había con el brasileño eran mínimas y que el gol es siempre una muy buena carta de presentación, está ayudando en la aclimatación del jugador procedente de la liga china y a que el aficionado local, muy dado a buscar chivos expiatorios en los recien llegados, se esté quedando sin argumentos a la hora de minimizarle y a veces ridiculizarle.

El capitán de la selección amarilla está ofreciendo algo que no se había visto nunca en los jugadores azulgranas del Camp Nou; el juego sin balón. Precisamente una característica nunca ofrecida, porque nunca fue demandada, se está observando de forma superlativa con este jugador tan especial. Llegada, vaciado de espacios, asociaciones rápidas y a primer toque tanto arriba con Leo, con quien parece que está siendo uno de sus mejores socios, tanto fuera como dentro del campo, así como con los centrales en la salida de balón. Ofreciendo apoyos cortos tanto en su labor como interior, como incluso en la de mediocentro, donde a veces ha sido utilizado.

Está pasando de ser un cromo repetido con Rakitic, a ofrecer características útiles para el equipo en cada una de sus apariciones. Y gol, mucho gol, que siempre resulta vistoso y fácilmente vendible.

Para el final he dejado a Deulofeu, un jugador especial, sin duda. El regate, encarar al rival, debe ser una cualidad valiosa desde el momento que no es una característica común en el fútbol actual. Valentía y capacidad tiene de sobra, le falta todavía leer los momentos. De ser precisamente uno de los jugadores que podrían resultar más beneficiados de la lesión del fichaje del delantero francés, está pasando a ser uno de los damnificados, junto con quizá Alcácer, de este comienzo de temporada del Barça de Valverde.

Debe ser ese jugador de ataque que revolucione el mismo con su salida cuando toque, ofreciendo algo diferente. De momento no deja de ser un jugador comparsa en la plantilla. Seamos pacientes, esto, tanto para él, como para el resto de protagonistas, acaba solo de empezar…