Frenkie de Jong se consagró en la élite del fútbol de la mano de Erik ten Hag. En el Ajax 2018/19, el holandés partía del mediocentro pero su comportamiento sobre el campo discernía de la del rol original. Siempre abierto a la izquierda de los centrales, con Schöne como bastión posicional, De Jong veía el fútbol de cara y asumía el primer paso de la construcción del juego de un equipo que, en el último tercio de campo, se transformaba en pos de una movilidad e intercambio de posiciones constante.

Media temporada bastó para que el Barça se adelantara al PSG in extremis e hiciera oficial su fichaje a mediados de enero de 2019 a cambio de 75 millones de euros. Sin embargo, De Jong pasó de un equipo joven y fresco a otro viejo y decadente. Su primer año en el Camp Nou se ha saldado en el primer curso sin títulos – a la espera de lo que pase en la Champions – desde la 07/08, la última de Frank Rijkaard.

En el Barcelona, De Jong se ha convertido en un jugador multiusos con resultados más bien irregulares. Y es que el ’21’, debido a su polivalencia y su rigurosidad, ha tenido que jugar de mediocentro, de interior de base, de interior adelantado e incluso de falso extremo enganchado en la línea de cal. Tanto Valverde como Setién tuvieron en su debe asentarle en un rol en el que encaje mejor.

Pese a que en el Ajax gozaba de una libertad de movimientos que parece poco posible que llegue a tener en el Camp Nou, hay ciertos aspectos de su juego en el club holandés que pueden ser adaptables a las exigencias del modelo de juego del Barcelona.

¿Interior o lateral?

Debido a su tendencia a sacar el balón desde atrás, De Jong necesita ver el fútbol de cara, para organizar el juego de su equipo y seleccionar el momento de romper líneas, ya sea a través del pase o la conducción. En este sentido, el rol que puede sentarle mejor bien podría ser el del interior izquierdo en el 1-4-3-3, que hasta su fichaje por la Juventus ostentaba Arthur.

A diferencia del derecho, en el que su principal cometido pasa por compensar los movimientos de Messi tanto en amplitud como en profundidad, el interior izquierdo pisa mucho la base de la jugada, lateralizando su posición e intercambiando alturas con Busquets. Para que la estructura tenga sentido, es habitual ver a Jordi Alba doblando por fuera y el extremo de ese sector – antes Coutinho, ahora Griezmann – incorporarse hacia adentro, a la espalda de medios rival.

Este rol encuentra muchas similitudes con dos ejemplos que le son cercanos al FC Barcelona: el de Toni Kroos en el Real Madrid y, en una escala menor, el de Riqui Puig en el filial. En las últimas semanas ha sonado con insistencia una posible reconversión de Frenkie al lateral: una posición de partida diferente, pero con la tendencia a pisar una zona parecida por tal de aprovechar sus múltiples virtudes.

Iniciativas parecidas que buscan un único objetivo, que De Jong dé el paso que el Barça necesita y se asienta como el jugador importante que tiene que ser, tanto en el presente como en el futuro.