El pasado jueves las calles de ciudades de todo el mundo fueron invadidas por un ejército de zombies, brujas y fantasmas. Son días fríos de noviembre, la noche llega antes y el viento nos recuerda que la oscuridad existe, que los malditos viven. Y que su reinado no se limita a la hora bruja, que pueden tener todavía días gloriosos. Este miércoles, el Barça recibe al Milan, miembro honorífico de la aristocracia europea, portador orgulloso de ser el club más laureado del mundo y propietario de siete Copas de Europa, que se dice pronto. Esa es su historia, reluciente de luz y de éxito. Su presente, en cambio, vive días de resignación y oscuridad. El Milan deambula undécimo en la tabla de la Serie A, a 19 puntos ya del líder Roma, y visto el nivel que ofrecen Napoli, Juve, la propia Roma, Inter o Fiorentina, no tendrá absolutamente nada fácil volver a Europa el año que viene.

Pero olvídense de la crisis, de la liga, del pasado y del presente, pues el conjunto rossonero se va a presentar al Camp Nou con tres malditos. Tres jugadores acostumbrados durante toda su carrera o los últimos tiempos a ser objeto de críticas, de comentarios maliciosos, de ver como en tribuna alguno levanta la ceja de escepticismo cada vez que tocan un balón, pero tan llenos de talento, que no sería de extrañar que se convirtieran en los protagonistas de su fiesta particular de Halloween e hicieran del Camp Nou su propio escenario de terror para los intereses culés.

Lejos de San Siro, donde el ambiente, los planteamientos de Allegri e incluso ese intangible de la historia que se borda en los escudos de equipos como el Milan, los rossoneri concentran sus esperanzas de conseguir algo positivo en Barcelona en los nombres de Ricardo Montolivo, Mario Balotelli y Ricardo Izecson dos Santos, Kaká. La clasificación, en un grupo asequible, no parece estar en riesgo, pero tras las últimas derrotas, Allegri se puede estar jugando el puesto. Infravalorados, rebeldes o acabados son las etiquetas que han soportado durante los últimos meses nuestros tres protagonistas. Ellos son los jugadores claves del Milan y el mayor peligro para Martino y compañía.

Ricardo Montolivo: Con su lacia melena, sus ojos tristes y su aspecto de andar por la vida porque no queda otro remedio, Ricardo es un tipo frío y eso le ha granjeado la desconfianza de la parroquia. Se le acusa de no tener corazón ni garra, como si fuera una mezcla entre el hombre de hojalata y el león cobarde del Mago de Oz, pero lo cierto es que lejos de excesos tribuneros, Ricardo lleva año y medio en Milán creciendo cada vez más y siendo además del capitán, uno de los líderes espirituales del equipo. Vino a Milanello con la terrible carga de intentar hacer olvidar al gran Andrea Pirlo, y aunque, por razones evidentes, no ha podido llegar a olvidar al gran regista italiano, Montolivo es el toque de calidad del centro del campo de un equipo con grandes carencias a la hora de generar juego. Su capacidad para conectar con Kaká y Balotelli será clave para sacar algo de provecho en los contados ataques de los que pueda disponer el Milan.

Kaká: Pueden preguntar a cualquier madridista lo harto que ha acabado de un jugador que vino con la vitola de crack mundial (y previo pago de una millonada) y que jamás dio la más mínima muestra de su talento en Chamartín. El mismo Kaká que vagaba por los campos españoles durante los últimos cuatro años, que apenas podía aspirar a ser titular en partidos sin importancia o conformarse con las migajas de los últimos minutos, se convirtió en una pesadilla para la zaga blaugrana en la primera media hora del choque en San Siro. Descarado, atrevido y decidiendo siempre la mejor opción, parecía que el tiempo hubiera ido para atrás y estuviéramos en 2007 cuando el brasileño se coronó, con toda justicia, como ganador del Balón de Oro y mejor jugador del mundo honoríficamente. Tras haber tenido algunos problemas físicos nada más concretarse su vuelta a casa, Kaká será clave en el duelo de hoy. Es la chispa de calidad que inventa algo en un equipo que preferirá replegarse, salir al contraataque y tomarse pocas alegrías. Kaká está motivado, siempre se han sentido querido e importante en Milán y con la melodía de Champions de fondo, será él que de un paso adelante para erigirse en protagonista. Mal haría el Barça en fiarse del fantasma que vimos en España y no vigilarle. En contra, tras esa pequeña lesión y la falta de continuidad en Madrid, a Kaká la gasolina le dura, de momento, poco.

Mario Balotelli: Si hay un jugador maldito a día de hoy sobre el que se escriban titulares sensacionalistas día sí y día también ese es Mario Balotelli. Da igual que el 90 por ciento de lo que circula sobre él en internet sean leyendas urbanas que nunca han sido comprobadas, da igual que todo el mundo tenga una opinión sobre Mario y da igual que él haga entre poco y nada para quitarse su imagen de niño malo, este futbolista es mucho más que un personaje. Su llegada al Milan supuso una inyección de vitalidad y fuerza tan grande, que un equipo moribundo que caminaba sin pena ni gloria protagonizó una remontada que le acabó clasificando para los puestos de Champions. Balotelli hizo una exhibición de todas sus cualidades futbolísticas hace apenas un mes, en el encuentro que su equipo acabó perdiendo contra el Napoli. Falló un penalti, cierto, pero en términos absolutos todo lo que hizo fue en beneficio del Milan y fue su mejor actuación desde que volvió a la liga italiana. Parecía que era el comienzo, por fin, de una etapa madura donde podríamos disfrutar del enorme talento del delantero. Sin embargo, desde entonces, todo el ruido generado a su alrededor, por errores propios y por puro capricho mediático, ha oscurecido su labor. En el último partido ante la Fiorentina se dedicó a tirarse cada vez que un jugador viola le rozaba y acabó desquiciado. Por primera vez desde que fichó por el club de su vida (Mario es hincha milanista desde pequeño) se empiezan a oír rumores de un posible traspaso. Comentarios que se unen al murmullo de una opinión pública que empieza a perder la paciencia y la confianza en él. El año pasado, en esa milésima de segundo en que el balón de Niang dio en el palo y la oportunidad de frenar la remontada culé se esfumó, muchos pensaron que hubiera pasado si esa pelota hubiera estado en los pies del chico rebelde de Brescia. Junto con Kaká y Montolivo, deberá ser el toque de calidad que necesita un equipo para conseguir lo que parece ahora casi imposible, una victoria en el Camp Nou que aliviaría un tiempo las heridas de este Milan maldito.